La funcionaria sostuvo que actualmente no disponen de viviendas oficiales ni terrenos fiscales para entregarles y que sólo pueden reconocerle un porcetaje de un alquiler.

Javier Alvarado, Maia Fernández y sus dos pequeños hijos (una nena de cuatro años y un bebé de año y medio) están viviendo en su Fiat Uno desde hace aproximadamente una semana.

Anteriormente residían con la abuela de Maia, en Villa Rita, pero diferencias personales entre ésta y Javier los obligó a abandonar ese lugar.

Soledad Fernández relató que recién ayer tomaron conocimiento de la situación y que fue difícil ubicarlos en el vehículo. Remarcó que rechazaron ir a dormir a un club o a los bomberos (que igualmente estaban dispuestos ante la posibilidad de que hubiese evacuados por el temporal) y que tampoco concurrieron a un comedor.

“Ante la imposibilidad de hallar el auto fuimos a la casa de la abuela, quien nos dijo que no tiene inconvenientes en que retornen su nieta y los chicos. Hay una cuestión familiar que no viene al caso comentarla”, precisó.

No obstante, aclaró que desean ayudarlos y que “incluso tenemos ahora a trabajadores sociales buscándoles alquiler, pero este tema está muy difícil”.

Tras asegurar que “nos estamos ocupando de esta familia”, subrayó que esta misma situación “ya la atravesaron anteriormente”.

La madre de Javier, Sonia Polak, contó que su hijo “es tractorista y sabe mucho de mecánica, no tiene un trabajo fijo y siempre vivió de changas”.

Dijo también que ahora “pasan las noches en el auto donde hay luz, movimiento y vigilancia, aunque la vida así es imposible, especialmente con las criaturas”.

Afirmó que “nunca obtuvimos respuesta de la municipalidad e incluso ayer nos cerraron las puertas en la cara. Un funcionario le dijo a mi hijo que le pasaba por culpa suya”.