"On fire, a dormir y con buena onda", dijo el "Burrito" en su cuenta de Twitter (@BurriMartinez07) y subió una fotografía. "Así quedé", dijo e informó que "por suerte la familia y los perros están bien".
Al día siguiente, usando la misma vía, agradeció a todos por los mensajes.
Martínez nació en Viedma, en octubre de 1985. Antes de llegar a Boca jugó en Vélez Sarsfield (donde obtuvo tres títulos), Argentinos Juniors, Cúcuta de Colombia, Al-Shabab de Arabia Saudita y Corinthians de Brasil, donde ganó el Mundial de Clubes.
Viedmense
Por cuestiones de trabajo de su padre –que después de haber sido futbolista en River, Almirante Brown, Platense, Racing de Eduardo Castex y otro club pampeano de Winifreda se recicló profesionalmente como docente de educación física–, el Burrito fue concebido en España, pero en esos nueve meses ya hizo su primer movimiento imprevisible y nació finalmente en Viedma. Su vida en la Patagonia también fue un amague: en otro anticipo de lo que sería un futuro siempre a toda velocidad y siempre de un lado para el otro, su estadía en la capital de Río Negro es sólo un registro de su DNI, no de su memoria. Se mudó cuando tenía un año y nunca más volvió. Entonces llegó a Buenos Aires, de donde también partió muy pronto, ahora hacia Mendoza, ciudad en la que su padre dirigió una empresa de catering: Juan Manuel tenía 5 años cuando empezó a jugar al fútbol en las plazas de Cuyo y a fascinarse por sentir el viento en la cara. En los fines de semana era un niño libre que corría entre las montañas, la nieve y los lagos congelados. Nacía un aventurero, un delantero nómade, infernal por izquierda pero también incisivo por la derecha, y al mismo tiempo un gitano fuera de la cancha, que a los 24 años acumula tres etapas y dos vueltas olímpicas en Vélez, además de tres pasos ovacionados por Argentinos, Cúcuta Deportivo de Colombia y Al Shabab Riyadh de Arabia Saudita, donde también fue campeón.

22 octubre 2019
Interés General