¿No se respeta la democracia en el HCD de Patagones?

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Una de las formas para no dar posibilidad a las discusiones en las sesiones es no permitir el tratamiento de temas sobre tablas o, como denunciaron que viene ocurriendo últimamente, ingresar temas a último momento.
De cualquier manera, más allá de los tecnicismos, sería positivo que los ediles peronistas posibiliten que la ciudadanía tenga acceso a escucharlos en las sesiones, fundamentando o cuestionando los proyectos, sin escudarse en dudosas interpretaciones del antiguo Reglamento Interno del Concejo.
En la última sesión, por ejemplo, se aprobó un proyecto de ordenanza autorizando al Departamento Ejecutivo a realizar, dentro del Presupuesto de Gastos ejercicio 2012, transferencias de crédito de partidas que arrojen economías a partidas que sufran exceso.
Es entendible una medida de estas características en un año difícil para el manejo presupuestario y para pagar sueldos, en el que los municipios están teniendo un recorte considerable de coparticipación.
Sin embargo, los concejales de la oposición se molestaron porque no recibieron el detalle de las partidas afectadas.
“Paradójicamente  los concejales del FPV  aprobaron condonaciones por mayoría,  sabiendo que es un año difícil y el municipio no puede dejar de recaudar”, dijo el edil José Zara, del bloque Unión Celeste y Blanco.
Agregaron que “aprobaron expedientes sin haber sido analizados en comisión, es decir,  que nadie de la oposición los pudo analizar. No dan tratamiento sobre tablas a ningún proyecto presentado,  evitando el debate, mandando todo a comisión”.
“Últimamente en el HCD la lógica no existe. El manoseo conceptual ha sido, en efecto, una constante por parte de aquellos que nada tienen que ver con la democracia pero que intentan de cualquier manera,  acomodar los significados a su propia conveniencia”, denunció.
Con estas actitudes “el ideal democrático se ha ido distorsionando.  En la actualidad, la inmensa mayoría entiende la democracia en un sentido estrictamente procedimental: ésta comienza y termina en aquella boleta que introducimos en una urna para expresar nuestra preferencia política; la mayor cantidad de papelitos consagrará a un ganador que automáticamente estará habilitado por la mayoría para hacer lo que se le venga en gana. La utilización desmedida del ya clásico argumento “somos el 54%”, que emplean los concejales del FPV  frente a todo −literalmente todo−, es un claro ejemplo de esta forma reduccionista de entender lo democrático”.
Interpretó que “la democracia, para sobrevivir a su propia lógica interna, precisa de límites vinculados al respeto de las minorías, por un lado, y garantías de libertad por el otro. Sólo en democracia,  se puede garantizar libertades políticas, toda vez que ella se erige como el único sistema donde la voluntad individual de las personas puede expresarse sin coerción; y sólo bajo un sistema que respete las libertades del individuo puede haber democracia, toda vez que donde no existe tal respeto, la coerción anula la posibilidad de cualquier comportamiento democrático y se abren las puertas al poder desmedido de los gobernantes. En una democracia existen inexorablemente minorías, pues un gobierno de voluntad unánime es imposible, y que tales minorías han de ser respetadas para que la democracia no se pervierta”.
“En virtud de lo analizado, cabe plantearnos lo siguiente: el Oficialismo, con su sistemático desprecio a las minorías, su constante atropello a las libertades individuales y su pretensión evidente de ser dueño indiscutido  de la verdad absoluta, ¿Respeta la democracia?”, concluyó Zara.

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