Las desmentidas se las llevó el viento y el precio de la carne está por las nubes

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Las expresiones “no debería aumentar la carne” de los ruralistas de toda la zona perdieron totalmente el sentido. Lo mismo sucedió con las manifestaciones de Haroldo Lebed, quien opinó que “es de muy mala fe plantear un aumento” y anticipó que se harían controles de precios si es necesario.

Estamos, entonces, ante esa necesidad.

Un rápido sondeo por carnicerías y supermercados de Viedma y Carmen de Patagones demuestra que, en el mejor de los casos, la suba en la carne con hueso ya llegó a un 30% promedio.

Pero también las bocas de expendio aumentaron el costo de la carne sin hueso al menos un 20%.

Cabe recordar que los ruralistas habían descartado que al no poder ingresar carne con hueso desde el norte del río Colorado se iba a producir desabastecimiento. “Normalmente en nuestra zona se superó con creces la demanda que había y durante años era más la hacienda gorda que se iba que la que ingresaba”, dijeron.

Además, destacaron que “hemos recuperado en dos años el 40% del stock y creemos que sobran los terneros y, si los transformamos en animales para faena, podemos abastecer a la Patagonia”.

“Esto de ninguna manera generaría un aumento de precios”, insistieron y remarcaron los beneficios que acarreará la medida a largo plazo para los productores de la zona.

¿Qué pasa, entonces?

Las palabras sobran, pero las sospechas de la gente (el sentido común) –lamentablemente- triunfaron una vez más.

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