Ángel Hechenleitner, de la comarca, fue el primero en subirse al escenario. Durante su actuación llevó al público poéticamente por los paisajes patagónicos con ritmos que, según sus propias palabras, se inspiraban en el viento “si uno sube a Somuncurá, sobre un caballo, puede sentir el viento frío que atraviesa. Ese viento me inspiró ritmos en la guitarra”, dijo.

También ofreció canciones norteñas de don Atahualpa Yupanqui y de la chilena Violeta Parra, entre otros. Su repertorio tiene una marcada impronta poética que conecta con el paisaje, la tierra y las características de diferentes lugares de este enorme territorio argentino.

Javier Bravo, guitarrista bonaerense con una reconocida carrera y presentaciones en diferentes ciudades de Latinoamérica y del mundo, regaló un momento musical citadino, de técnica afinada. Llevó al público por tangos como ‘Nada’ o ‘Nostalgias’ y producciones propias de fusión de música contemporánea. En las pantallas laterales al escenario se podía apreciar el detalle de sus manos en las cuerdas y la implicancia emocional de interpretación de este artista con mayúsculas.

Para cerrar el festival, Bogdan Mihailescu, un joven y ya consagrado guitarrista rumano, ofreció a la audiencia un repertorio ejecutado con una técnica minuciosa que roza la perfección. Sus dedos se deslizaban por el diapasón y de ha ratos, como bailando, los dejaba en el aire, para dar protagonismo al suave sonido de la caja de resonancia. En los acordes de su guitarra se perciben influencias de la música clásica y sus interpretaciones muestran la rigurosa formación que lo sustenta.
Con la producción general del maestro Juan Falú, año a año tenemos el privilegio de disfrutar la música que guitarristas de diversos géneros musicales nos regalan. El apoyo a cultura por parte de UPCN también es el apoyo al desarrollo de las personas y la sociedad, a su riqueza y formación.