Lo que sucedió la noche del 23 de junio de 2013 no fue un accidente, fue un delito vial. La imprudencia de varias personas, el accionar peligroso de un conductor y la negligencia de quienes debían velar por la seguridad de las personas ocasionaron lo que ante tal sumatoria de factores no podía ser de otra manera la colisión frontal entre dos vehículos que terminaron con la vida de nuestro padre.
Hace un año que Tito no está con nosotros, con él se fue un padre, un tío, un hermano y un amigo. Hoy solo nos quedan una infinidad de recuerdos, “Pato”, su amigo fiel, algunos objetos y una lápida que es la puerta de entrada al vacío más profundo que uno pueda sentir; algo que uno nunca hubiera imaginado, que simplemente un día sucede y la vida cambia para siempre. Aquel con quien todos los dias hablabas, discutías, planificabas, tomabas mate, trabajabas y reías simplemente ya no está.
¿Qué derecho tiene alguien a quitarle su vida?, ¿simplemente un error, una avivada?, ¿Qué consecuencias puede tener nuestro accionar al mando de un vehículo? Uno sabe que cometer una infracción de tránsito está mal, también uno sabe que eso puede causar un “accidente”. Uno no espera que eso ocurra, pero sabe que puede ocurrir. Por eso cuando una persona comete una serie de infracciones, una tras otra, y eso tiene como desenlace una colisión frontal que termina con la vida de nuestro padre, eso no es un accidente.
Todos los que manejamos vehículos motorizados, andamos en bicicleta o transitamos como peatones podemos tener un accidente de tránsito, pero si nosotros excedemos el límite de velocidad, pasamos semáforos en rojo, sobrepasamos con doble línea amarilla, conducimos alcoholizados, circulamos a contramano, etc., aumentamos significativamente las probabilidades de ser parte de un “accidente” y sabemos las consecuencias de ello, no debemos ser hipócritas, todos sabemos cuál es el posible resultado de pasar a 100 km/h frente a una escuela a las 12 del mediodía, también sabemos qué puede suceder al pasar un semáforo en rojo un martes a las 3 a.m., la única diferencia es que las probabilidades de causar un siniestro son mucho menores. Entonces vivimos en una constante especulación y análisis de probabilidades sin prestar atención a las normas de tránsito, pero al fin y al cabo todos sabemos en qué puede desenlazar este accionar, solo que esperamos que nunca nos suceda a nosotros.
Pongámonos en esta situación, mientras usted está leyendo esto suena su teléfono, un familiar o amigx le dice que su hijx, madre, padre o hermanx tuvo un “accidente”, … “no sé qué paso está en el hospital, andá para allá...” al llegar un médico le informa que hicieron lo que pudieron...
Mire a esta persona en la que pensó, ¿se imagina no tenerla nunca más?... todo porque alguien iba apurado... ¿para llegar a dónde?.
Ahora póngase usted al volante, ¿cuántas veces al día va apurado a no sabe dónde?, ¿cuántas veces al día sobrepasa la velocidad máxima de 40 km/h? Y ni pensemos en otras infracciones... ¿y si usted es el causante de la muerte de otra u otras personas? ¿y si es por usted que sonará el teléfono de otros para que vayan al hospital?...
Nuestro viejo ya no está y nada ni nadie lo hará volver, pero por lo menos queremos que su muerte no sea en vano, que se tomen medidas por parte del estado en materia de prevención y seguridad vial, que cada uno que lo haya conocido a Tito o lea estas líneas recuerde esto a la hora de estar frente al volante y tenga presente las consecuencias de violar las leyes de tránsito; y las consecuencias no son ir preso, las consecuencias son cargar con la muerte de alguien en su conciencia.
Hoy, ayer y siempre todos fuimos y somos consientes de lo que acarrea violar las leyes de tránsito, más aún cuando uno conoce el lugar, se tiene experiencia al volante, miles de kilómetros recorridos en calles y rutas viendo lo que sucede en los siniestros viales, y así mismo decide violar una o varias de ellas.
Si se puede evitar No es un accidente.
Por ello nosotros pedimos que se haga justicia, que si no se tiene valor por la vida ajena y se cometen todo tipo de infracciones que llevan a la muerte de otros, se pague por ello.
Porque todos somos consientes de nuestras acciones y somos responsables por ellas.
Nuestro viejo nos dejó, nos dejó una vida de enseñanzas, nos dejó un ejemplo de vida de trabajo, nos dejó una demostración de como llevar una sonrisa y buen humor siempre por más palos que te de la vida, nos dejó miles de horas de teléfono para salvar las distancias físicas que nos separaban, nos dejó oficios con los que hoy trabajamos, enseñanzas, planes y sueños.
Pa, desde ya que te extrañamos y que lo vamos a seguir haciendo, no somos los únicos. Pero bueno, sabemos que no estas solo y que más tarde o más temprano vamos a ir a comer un asado con vos...
Pamela, Juan Antonio Martín y Alejandro Arrarás.

26 junio 2025
Patagones