Una joven de 20 años de Viedma obtuvo un fallo favorable en un juicio por
alimentos iniciado contra su padre, quien, según determinó la justicia, no
cumplió con sus obligaciones parentales. La sentencia dispuso que el hombre
deberá abonar una cuota mensual de 263 mil pesos, actualizable semestralmente
en un 30%, y asumir el 50% de los gastos extraordinarios. En caso de acceder a
un empleo formal, deberá aportar el 40% de sus ingresos.
De acuerdo con el expediente, la joven cursa el secundario en horario
nocturno, no tiene empleo y depende exclusivamente del apoyo económico y
afectivo de su madre. La mujer, sin trabajo registrado ni cobertura social,
desempeñó a lo largo de los años distintas tareas informales, como limpieza,
albañilería, cuidado de niñas y niños y recolección de cartones y tapitas, para
garantizar la subsistencia de ambas.
La resolución judicial remarcó que la joven “carece de recursos suficientes
para desenvolverse en su vida diaria” y que madre e hija residen en una
vivienda estatal sin adjudicación formal, con servicios básicos pero en
condiciones de habitabilidad precarias. El fallo también destacó que la familia
atravesó situaciones de extrema necesidad, incluyendo la recolección de
materiales reciclables como medio de sustento.
Durante el proceso, el demandado alegó desempleo y falta de ingresos
formales, pero evitó la realización de un informe socioambiental al no
presentarse a las citas fijadas. El juzgado consideró que esa conducta
contravino el deber de colaboración en la producción de pruebas.
La jueza fundamentó la sentencia en los artículos 658, 659 y 662 del Código
Civil y Comercial, que establecen la obligación de los progenitores de proveer
alimentos hasta los 21 años cuando los hijos no pueden sostenerse por sus
propios medios. Asimismo, incorporó perspectiva de género en el análisis, en
línea con el artículo 5 del Código Procesal de Familia y la jurisprudencia del
Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, señalando que la falta de aporte
económico paterno constituye violencia económica y genera una sobrecarga
injusta sobre la madre.
Actualmente, la joven continúa con sus estudios secundarios y proyecta
iniciar una carrera universitaria. Además, practica vóley, asiste a controles
médicos y utiliza anteojos, gastos que hasta ahora fueron cubiertos únicamente
por su madre y, de manera ocasional, por familiares maternos.

5 diciembre 2025
Judiciales