El frío silencio del Poder Judicial

Por Marcelo Mango (*)

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No es salud, el silencio no es salud. En democracia el diálogo, el debate, la opinión, los discurson son saludables. Y además esperables,  recomendables, imprescindibles para orientar las políticas públicas, el accionar estatal, la convivencia social.

Pero en uno de los hechos político- institucionales más importantes en los últimos meses de la provincia, la asunción de les nueves integrantes del Superior Tribunal de Justicia, la renovaciòn de dos de sus cinco integrantes, del cuarenta por ciento de su composición, primó el silencio. Nadie habló, nadie dijo. Cuando habla el silencio, hablan las sombras, los detrás de escena, los metamensajes palaciegos.  Callan en consecuencia los conceptos, la explicitación de direccionalidades, rumbos, sentidos democráticos, abarcadores de la justicia tan reclamada como buscada por los que padecen múltiples problemas, injusticias o ausencia de derechos. El acto más que protocolar fue frío, gélido. Los silencios resaltan los malos gestos en la política. La gobernadora no habló, sólo tomó juramento. No emitió opinión sobre esta nueva composición y etapa en el STJ. Tal vez no se pretenda mejorar nada. El presidente del Superior, y sus dos vocales que también ocuparon anteriormente el máximo lugar del poder judicial rionegrino, tampoco. Tal vez haya ausencia de diagnóstico, autocrítica, metas, busqueda de acercamiento con el ciudadano de a pie, al que llaman "el judiciable". Llamativo dentro de la helada primacía de la formalidad protocolar, su único incumplimiento fue cuando significativamente se nombró al presidente del bloque del oficialismo, incluso antes que al vicegobernador y presidente de la legislatura. Gestualidad que resaltaba el triunfo en ubicar dos vocales oficiales.

En nuestra historia reciente hubo distintas experiencias de conformación de la Corte Suprema de Justicia de la nación. La experiencia de  "hacer la corte" menemista, y el nombramiento por decreto de los jueces negacionistas del 2x1de la corte macrista, hacen resaltar por su virtuosismo la experiencia de la renovación direccionada por Néstor Kirchner en una corte plural, diversa, con aires de renovación y principalidad del estado de derecho y vigencia de los derechos humanos. Desde ahí su decadencia hacia un poder presionado, perseguidor de oposiciones, ejecutor del lawfare. El STJ había tenido su renovación en 2013,  el acto daba para hablar, evaluar, orientar. Silencio. La nueva composición mantiene la representación de género y la regional. También daba para hablar la situación de las violencias, derechos sociales, ambientales, femicidios, impunidades, persecución de opositores gremiales y políticos,  derechos de pueblos originarios, acceso a la tierra y la vivienda, y la revisión de la  intervención judicial al respecto. Algo se discutió en el proceso de elección, pero la asunción era un momento de expresar síntesis de ese debate, y abrir a los nuevos: Más silencio.

Los seres humanos, aún en tiempos de nuevas tecnologías, para comunicarnos también hablamos, sobre todo. Dicen que los jueces, superiores y supremos, hablan por sus sentencias. Tal vez podrían ser más humanos y en oportunidades permitir que los ciudadanos escuchemos las palabras de su boca. Seguramente leeremos los fallos de este parcialmente renovado STJ. Y tendremos que hablar mucho de cómo construir otra justicia. Para que no siga callada, deslegitimada, alejada de la ciudadanía en democracia.


(*) Legislador del Frente Grande - Frente de Todos

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