El Coronavirus y otros frentes de batalla

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La situación de pandemia mantiene dos escenarios bien marcados en Río Negro: todo el corredor del Alto Valle y San Carlos de Bariloche, con una cantidad de casos que ha ido en aumento todos estos días, con techos que subieron cada día más entre el jueves y el sábado, y Viedma, que no tiene casos, pero que aún así es motivo de molestias, peleas y preocupación entre las autoridades políticas.

En Bariloche y todo el departamento de General Roca, que desde hace dos semanas estaba en categoría de DISPO y fase 4, tuvieron que volver atrás; un revés para esas comunidades. El riesgo sanitario de que todo se salga de control apuró estos días a las autoridades sanitarias para tomar esa decisión.

Con la llegada de agosto se viene una paritaria con el sector docente que trae consigo el retorno a las aulas de los trabajadores de la educación, para preparar el terreno y en septiembre lograr el retorno de los estudiantes a las escuelas. El Gobierno espera que para el mes que viene la curva del coronavirus –que parece más bien ascendente en estos días- se aplaque y haya descendido.

La UNTER tiene sus propias demandas: condiciones de trabajo, un buen contexto sanitario y, naturalmente, salarios, que es donde todos los otros gremios tienen puestas sus expectativas. El Gobierno tiene alguna propuesta para no ir con las manos vacías, pero el gremio lo sabe y para evitar que la situación se dilate en lo poco que queda para el fin del ciclo lectivo, pedirá que se fijen plazos para una propuesta superadora.

Con pandemia o sin pandemia el contexto político sigue su vida normal y lo que se negó hace dos semanas desde todos los sectores -que hubiese diferencias entre la gobernadora, Arabela Carreras y el intendente de Viedma- se confirmó en los últimos dias. Efectivamente, esa relación no pasa por su mejor momento. Las diferencias de declaraciones por los presos que podrían ser trasladados de otras unidades federales a Viedma, echó claridad a esos enojos.

Con funcionarios circulando por toda la provincia cumpliendo cada uno con su deber, y hasta ella misma poniéndose al frente de operativos y organizandolos con su gabinete a partir de las fuertes nevadas en la Línea Sur, Carreras no podía declarar algo que fuera en contra de esa línea. Y el traslado de detenidos de cárceles de otros puntos del país a Viedma tenía una solapada queja en ese sentido. Carreras desconoció la situación, no acompañó a Pesatti en el sonado reclamo y quedó del otro lado, pero también dejó a Pesatti mal parado. Ambos terminaron enojados y el que puso paños fríos allí fue el ex gobernador, Alberto Weretilneck.

Como se dijo en esta columna la semana pasada, la queja encabezada por Pesatti involucró a muchos, incluso a algunos que no querían estarlo. Las expresiones llegaron a la Legislatura en la última sesión cuando “Marilyn” Gemignani, una peronista de Juntos Somos Río Negro y con cercanía política al ex vicegobernador, expresó su apoyo a Pesatti. La idea del oficialismo era no hacer ninguna manifestación al respecto y terminó con una rencilla entre las autoridades del bloque y las del parlamento, que luego admitieron pero reconocieron como “gajes del oficio”.

A Viedma la afecta otra situación en estos días: las tomas de terrenos. Hacia el final de la semana las ocupaciones de tierras privadas en la zona sudoeste de la capital ya habían alcanzado un nivel nunca visto y hasta hubo denuncias por la usurpación de predios pertenecientes a loteos ya formalizados. La falta de tierra y viviendas está generando una situación que se va saliendo de control, si se tiene en cuenta todas las extensiones que se han tomado en apenas dos semanas.

La problemática de las tomas se extiende en todo el país y parece que ninguno de los tres escalones del Estado tiene idea de cómo resolverla. La cuestión es que el municipio debiera hacer algo urgente para evitar que todo se desmadre y se salga de lo esperable. Que los terrenos ocupados no sean fiscales, no lo exime como autoridad de tener brindar a futuro servicios publicos en lugares que se urbanizan sin una mínima planificación. Y la Provincia incurre en un error si cree que es un problema exclusivo de la comuna capitalina.

Desde Roca vino también otra cuestión significativa: por un lado la intendenta María Emilia Soria pidió la intervención de los equipos de Salud de Nación, si es que la Provincia no podía sola. La Gobernadora le contestó que la situación era dificultosa, pero dentro de los parámetros esperables.

Detrás salieron los adláteres de Martín Soria (no necesariamente de la intendenta María Emilia). El ala del bloque de legisladores del Frente de Todos más radicalizado Pidió la renuncia del ministro de Salud, Zgaib. Lo hicieron en una carta pública enviada a la mandataria rionegrina, azuzando más lo que parece ser una cuestión roquense que institucional.

Lejos quedó la etapa del diálogo y las acciones conjuntas que trajo aparejada la cuarentena en sus primeros meses, y que debería haberse fortalecido llegado el pico de contagios del COVID-19 a Río Negro.

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