Viedma se pone en crisis

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La construcción de edificios elevados en Viedma pone en crisis un sistema que históricamente la capital rechazó en un supuesto gesto de defensa de la postal del río y que la actual gestión de Pedro Pesatti busca cambiar ante una presunta avidez inversionista que, de concretarse, podría generar un cambio de paradigma en el concepto de la industria de la construcción.

Alta Viedma se llama el proyecto que el Ejecutivo municipal viedmense tiene en carpeta y que la última semana presentó ante la comunidad. Se trata de una iniciativa que busca modificar el actual Código Urbano para permitir y alentar la construcción de edificios en torres en la zona norte.

Tal vez haya más de una cuestión criticable a la gestión de Pesatti, pero por seguro no pasará a la historia por tibia. Apenas iniciada la presente administración apostó por una Fiesta del Río que en una noche reunió a más de 60 mil personas con el grupo Los Palmeras. Los meses posteriores fueron difíciles de mostrar gestión debido a la pandemia de coronavirus y con la reapertura vuelve a apostar por espectáculos fuertes en verano y una preponderancia en materia cultural que incluyó la creación de una editorial municipal.

Toda acción es política y toda persona es un animal político. Pesatti no es la excepción y busca hacer una buena gestión para tener una proyección provincial. El que avisa no traiciona y sus socios de Juntos Somos Río Negro lo saben. Si hace poco la gobernadora, Arabela Carreras en ocasión de admitir que le gustaría repetir su mandato mencionó al viedmense como un potencial rival interno. Más que para confrontar la mandataria lo hizo para elevar las acciones de Pesatti y, por qué no, diluir aunque sea un poco las de Alberto Weretilneck.

Cuando por los años 40 Roberto Arlt escribía sus famosas Aguafuertes porteñas, tuvo ocasión de venir a Viedma y Patagones. La descripción que hizo de la capital rionegrina fue, en otras palabras, un rejunte de casas bajas y con un no muy atractivo paisaje.

Lo del caserío bajo se mantuvo durante décadas en Viedma y ni siquiera en la  inminencia del traslado de la Capital Federal hubo intención de generar edificios complejos con la exclusiva vista al río.

Uno de los argumentos del proyecto actual es que la construcción de torres terminaría con cierta exclusividad de un puñado de familias que tienen sus casas frente a la costanera para, de alguna manera, democratizar el vivir en esa zona, por cierto muy cotizada.

En pleno siglo XXI las ciudades se complejizan y Viedma parece ir en esa dirección y parecerse a otras donde el desarrollo de la construcción pica en punta.

A partir de ahora habrá voces a favor y en contra de esa iniciativa. Poner en crisis algo lleva consigo las discusiones también necesarias y en eso el Concejo Deliberante tendrá la última palabra. Cada quien hablará de acuerdo a sus propios intereses, claro está. Lo interesante de esto es que, en todo caso, Viedma tiene la oportunidad de dar un debate que lo ubique en este siglo.

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