“Si bien nació en
Italia en 1880, Artémides Zatti, vino con sus padres a Argentina, como tantos
inmigrantes italianos, cuando tenía diecisiete años”. “De una familia de
condición humilde, se lo considera un beato argentino, porque toda su vida
apostólica y de consagración a través del servicio que realizó en la familia
salesiana lo hizo en la Patagonia, en la Argentina”, relata la postuladora
argentina en Roma de la Causa de Artémides Zatti, Dra. Silvia Correale.
El Vicepostulador de
la causa, sacerdote salesiano Pedro Narambuena, contó sorprendentes aspectos
del beato Zatti. “Fue un hombre muy entregado, muy cercano a la gente, desde la
enfermería y ejerció ese servicio con una caridad exquisita”. “Un santo alegre,
gozoso”. “Tenía un sentido del humor impresionante, siempre con su bicicleta en
actitud de servicio. En un momento le dijeron -Le vamos a hacer un monumento
Don Zatti-, a lo que el beato respondió -Que sea ahora, con gasas, algodón y
alcohol para el hospital”, indicó el sacerdote Pedro Narambuena.
Cuando Jorge Mario
Bergoglio pidió su intercesión
Y relató que fue el
entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio quien pidió la intercesión de Artémides
Zatti, por las vocaciones para la orden jesuita. En una carta, el ex cardenal
Bergoglio, hoy Papa Francisco decía: “Desde que comenzamos las oraciones al Sr.
Zatti, 18 jóvenes coadjutores que perseveran y otros cinco que salieron del
noviciado y entraron al seminario de la orden. En total, 23 vocaciones”.
El encuentro con
Ceferino
El vicepostulador de
la causa relató que “cuando tenía diecinueve años lo pusieron a atender los
enfermitos y contrae tuberculosis, y es allí en Viedma cuando se encuentra con
Ceferino que padece el mismo mal, y juntos Ceferino y Zatti salían por la tarde
a tomar aire fresco, porque en ese tiempo la medicina era aire fresco para los
pulmones y una buena alimentación”.
Los dos con el mismo
ideal del sacerdocio, los dos con la misma enfermedad de la tuberculosis y los
dos hoy camino a los altares. Zatti vivió cincuenta años en su vida de
servicio, y Ceferino no alcanzó a llegar a los diecinueve, murió a los
dieciocho años, expresó el padre Pedro Narambuena .
Finalmente, la doctora
Correale dijo que “La característica o el carisma que tuvo el beato Artémides
fue dentro del área de la salud, como el que cada día se levanta a ayudar a
otros en la enfermedad”. Y en este contexto expresó que “Es muy oportuno pedir
la intercesión del beato Artémedis Zatti, por todos los médicos que hoy están
luchando por defender la vida en este tiempo de nuestro país”, concluyó.

21 diciembre 2025
Viedma