Hartos de los robos, piensan armarse

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El último hecho se produjo este jueves a la madrugada y la víctima fue una mujer que al escuchar ruidos, se levantó y se encontró con un ladrón en la cocina. Tuvo que lidiar unas dos horas con el delincuente, quien incluso intentó abusar sexualmente de ella.

Según el testimonio de la joven, de 31 años, buscó entablar un diálogo con el ladrón para evitar que su ataque no tuviera peores consecuencias. Además, le dijo que se llevara lo que quisiera y le recordó que buena parte de sus pertenencias ya se las habían robado en diciembre, cuando desconocidos ingresaron a tres unidades del edificio. 

Gracias a su charla, en un momento logró sacarlo afuera de su casa y allí pidió auxilio a los gritos. En medio del forcejeo, justo bajó un vecino por el ascensor que la ayudó a frenar al hombre que pretendía huir.

Aprovechando el apoyo, la chica subió al primer piso y tocó el timbre de todos los departamentos. De inmediato, salieron otros tres vecinos y consiguieron reducir al ladrón a los golpes.

En el sector del edificio por el que ingresó, se halló una mochila con pertenencias y documentación que había sido robada de otra vivienda de la misma calle, horas antes, según la pericia que pudo hacer la Policía al llegar al lugar. También se constató que el sospechoso había salido de la cárcel hacía sólo una semana. 

El calvario

La víctima vive desde hace dos años en la ciudad y es de Misiones. Se llama Soledad. Contó que hasta se sorprendió de sí misma por cómo manejo la situación: “Me pedía una caja de seguridad. Acá no hay nada de eso, somos gente laburante y no tenemos plata. Le expliqué que lo poco que teníamos ya nos lo habían llevado en otro robo. Me zamarreó y tengo moretones por todos lados”.

Soledad comentó que fueron dos los momentos en que el delincuente intentó abusar de ella. Apenas había ingresado a la casa, se le abalanzó y la manoseó. La llevó hasta la pieza, pero no logró su cometido. Un rato después, y una vez que se tomó un whisky, pretendió que la mujer le practicara sexo oral, pero desistió ante la fuerte negativa.

“Durante todo el tiempo me amenazó. La verdad es que estamos cansados, hartos, acá ya un vecino averiguó para que hagamos el curso de armas. Si no nos cuida la Policía, nos vamos a defender solos”, enfatizó Soledad, con el respaldo de sus vecinos.

“Acá no se ve nunca un patrullero. Encima esta zona está llena de yuyos”, destacó.

Esa cuadra es la última de la calle Vicente López y Planes y choca justo con la Ruta Nacional 151, aunque no tiene salida. Los pastizales que se observan son muy significativos y de noche el sector es una “boca de lobo”, como algunas otras zonas de la calle Salta.    

Otra de las críticas de la víctima es que no recibió ningún tipo de atención psicológica luego del ataque. “Me quisieron violar, no puedo dormir, tengo un trauma tremendo y nadie se acercó a ver cómo estaba”, cuestionó.

“Por suerte, los vecinos somos muy unidos y me pudieron ayudar. Y lo vamos a seguir haciendo. Si nos tendremos que cuidar por nuestros propios medios, lo haremos. Lo único que espero es que este tipo no salga”, concluyó. 
Hasta ayer, el asaltante continuaba detenido en la Comisaría Cuarta de esta ciudad.

Alternativas para el centro comunitario

Ante los reiterados hechos delictivos en el barrio, el colaborador de la junta vecinal del barrio Arévalo, Manuel San Martín, propuso que una vez que se termine el edificio del centro comunitario de la calle Rubén Darío 278 se entregue en comodato a la Policía para que se instale allí un cuerpo de motoristas.

El vecino indicó que esa iniciativa fue expuesta años atrás por el entonces conductor de la Regional V, Ives Vallejos, y que tenía el apoyo del ex secretario de Gobierno, Alfredo Muruaga, y el ex intendente Alberto Weretilneck.

La otra alternativa que ponderó San Martín es que en ese espacio funcione una comisaría de la Mujer para atender la violencia de género. Consideró que una dependencia de este tipo también “es una gran necesidad” para la ciudad.  

“La implementación de algunas de las dos alternativas para los vecinos del Arévalo redundaría en una gran beneficio, ya que la presencia de uniformados en el lugar generaría una relación más fluida entre la ciudadanía y la Policía, que tanta falta hace en la actualidad”, destacó.

No se denuncian

En este contexto, San Martín mencionó que existe en el vecindario una sensación de inseguridad y que a los delitos que tomaron conocimiento público, se suma una importante cantidad que no son denunciados.

Si bien reconoció que hay algunos patrulleros que recorren el barrio en forma “semi permanente”, afirmó que esta presencia policial no alcanza para las tareas de prevención que se requieren porque hubo un notable crecimiento hacia el Oeste, en cercanías a la Ruta Nacional 151, con la construcción de nuevos complejos de departamentos.

Precisamente de esa zona son los vecinos que vienen padeciendo los mayores problemas de inseguridad.

“Hay muchos pastizales sin desmalezar todavía, que es algo ventajoso para el accionar de los delincuentes que pueden hacer las tareas de inteligencia sin que nadie los vea”, remarcó San Martín.    

Por último, se mostró expectante de que “en un futuro no muy lejano” se afecten más policías para que realicen recorridas peatonales y en patrulleros.

FUENTE: La Mañana de Cipolletti

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