Por Emiliano Sanhueza*
La reforma laboral se presenta como un proyecto de “modernización”, pero de lo que estamos seguros es que tanto los postulados por los que se pretende modificar la legislación laboral protectoria como la letra concreta del proyecto son ideas viejas que lejos de traer modernidad, traen precariedad, inseguridad jurídica y pérdida sistemática de condiciones, derechos y puestos de trabajo.
Desde al menos marzo de 1976 se viene repitiendo y con mas fuerza con los gobiernos neoliberales que la supuesta solución a los problemas sociales y económicos de las y los trabajadores es la flexibilización o mejor dicho la quita de derechos, algo que la realidad desmiente de manera contundente. En las últimas décadas se han dado importantes reformas que deterioraron la protección laboral verificándose como consecuencia de esta, un aumento de la desocupación, del trabajo no registrado y como contrapartida una significativa pérdida de puestos de trabajo y del poder adquisitivo. La primer gran reforma de los 90 junto con la denominada transformación del estado, fue la eliminación del despido injustificado, sustituyéndose por un sistema que permite despedir sin causa con una sola consecuencia que es la indemnización. Se avanzo también con la supuesta “promoción del empleo” que era establecer un periodo de prueba de tres meses a seis que no implicaba estabilidad laboral y que una vez concluido no genera siquiera derecho a indemnizar. También se avanzó en la reducción de los aportes patronales agravando el desfinanciamiento del sistema previsional y de la seguridad social. Se ampliaron las facultades de las patronales para modificar condiciones de trabajo tales como los cambios horarios, traslados y demás con el solo límite de que no sea un abuso del “ius variandi”, lo que se podía reclamar mediante juicio. Y todas estas políticas trajeron como consecuencia inmediata la legalización del despido injustificado haciendo trepar el trabajo no registrado al 45% y la desocupación hasta un 25% entre finales de los 90 y el 2001, momento histórico que generó una crisis económica descomunal con hiperinflación, endeudamiento y miseria lo que llevo a un estallido social en ese año.
Es por ello que nada de lo que se propone en este proyecto es nuevo. Se pretende llevar a las condiciones sociales del siglo 19 que de más está decir, esta lejos de la modernidad. Debemos ejercitar la memoria porque tanto lo que se pretende en esta modificación legislativa como sus consecuencias, ya las vivimos en el pasado reciente, como también otros países vecinos en la actualidad. Una política que promociona el despido, el trabajo absolutamente informal y no registrado, es un franco retroceso en nuestra historia que no debemos permitir.
*Secretario Adjunto SITRAJUR Río Negro

16 diciembre 2025
Opinion