Por Andrés Alvarenga*
En un contexto de ajuste y centralismo, Río Negro necesita representantes con convicciones firmes, identidad rionegrina y compromiso con la igualdad. El federalismo real se construye desde las provincias.
En un año electoral como el que atravesamos, la coyuntura nos obliga a reflexionar sobre qué propuestas y qué opciones tendrán los rionegrinos de cara a las próximas elecciones. No se trata de una elección más: está en juego el rumbo que tomará nuestra provincia frente a un escenario nacional que la castiga, la ahoga y la empuja al límite.
Desde hace más de veinticinco años he sido parte de distintos espacios que luchan por una sociedad más justa, solidaria e igualitaria. He recorrido todo nuestro territorio desde esos espacios, promoviendo políticas inclusivas y convencido de que es desde el territorio, con los pies en la tierra, donde se construye el verdadero cambio.
Hoy, más que nunca, siento la necesidad de expresar mi visión sobre el presente y el futuro de Río Negro. Vivimos tiempos difíciles. El gobierno nacional ha decidido avanzar con un ajuste feroz, descargando el peso de la crisis sobre las provincias. El caso de Río Negro es elocuente: en 2024 dejamos de percibir más de 96.700 millones de pesos en concepto de coparticipación, lo que representa una caída real del 9,3%. Esto no es una cifra abstracta: significa menos salud, menos educación, menos obra pública, menos derechos para nuestra gente.
En este contexto, se vuelve urgente consolidar una agenda política verdaderamente federal. No podemos seguir tolerando que las decisiones que afectan a nuestra provincia se tomen en Buenos Aires, al margen de nuestras realidades, nuestras necesidades y nuestros sueños. Río Negro necesita voces firmes, comprometidas, que la defiendan sin titubeos. Necesitamos senadores y diputados nacionales que no levanten la mano por disciplina partidaria, sino por convicción y amor al territorio.
Como militante progresista y parte de la comunidad LGBTIQ+, sé lo que es pelear contra el abandono, la invisibilización y los discursos de odio. Y sé que la única forma de avanzar es con más igualdad, más empatía y más presencia del Estado donde más se lo necesita. Ser progresista no es una etiqueta para mí: es una forma de habitar la política y la vida, con compromiso, con coherencia, y con la certeza de que nadie se salva solo.
Río Negro tiene que estar primero. Por eso, creo que llegó la hora de discutir en serio qué tipo de país queremos, y qué lugar queremos que ocupe nuestra provincia. Desde mi lugar, voy a seguir peleando por una Río Negro que no se arrodille, que no acepte mansamente el ajuste y que defienda su identidad, sus recursos y su gente con dignidad y con coraje.
Porque si hay algo que aprendí en todos estos años de militancia, es que el futuro no se espera: el futuro se construye.
*Pte. Partido Igualdad Rio Negro
14 mayo 2025
Opinion