La mano que mece la cuna

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Es un agravio a los derechos humanos que también la tasa de mortalidad materna rionegrina de los últimos tres años triplique el promedio de la década anterior, liderando una dinámica nacional que determina que "la Argentina sea el único país del Cono Sur que no presenta una tendencia descendente de la mortalidad materna” (Banco Mundial, OMS).

También alcanzamos el segundo incremento más elevado (+4,2%) en la tasa de nacimientos prematuros en los últimos 10 años entre 39 países de renta media y media alta. Después de una “Década Ganada” la tasa de mortalidad infantil argentina es casi el doble que la chilena del 7%, a pesar de que Chile tiene un médico cada 900 habitantes, la Argentina un médico cada 200 habitantes aventajando a España (240), Alemania (290), Francia (330), Estados Unidos (360), Canadá (440), Japón (520) y Reino Unido (600). La carencia de compromiso real con el aseguramiento de la igualdad de oportunidades a lo largo del territorio hace que en la Línea Sur existan zonas con un médico cada 1.000 personas y los recursos sean casi medievales.

Respecto del equipamiento y funcionamiento de los servicios, el Ministerio Nacional de Salud, en 2011, informó que de 585 maternidades valoradas, sólo el 44 % cumplían con las condiciones definidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un informe elaborado por Unicef Argentina. La principal deficiencia era la disponibilidad de sangre para las transfusiones, que sólo se cumplía en el 54 % de los casos. Nuestro país tiene registrados 472 establecimientos (217 públicos y 165 privados) con oferta de Terapia Intensiva Neonatal, tres veces más que las que tiene Reino Unido para atender un número similar de partos, y 16 veces más que las que tienen Canadá o Chile, la deserción de la responsabilidad regulatoria del estado es evidente.

La frivolidad de la gestión Weretilneck al respecto es inaceptable, en 2012 para validar su relato épico de eficiente administrador dio por finalizada por ley la emergencia sanitaria y anunció que 2014 sería el “Año de la Salud”, afirmando que "el sistema de Salud de Río Negro es uno de los mejores del país". Aún más grave que el error, su persistencia, el flamante Ministro de Salud luego de afirmar que “hay que hacerse cargo” de la crisis sanitaria, de anunciar la reorganización general de la compra de insumos, la remisión de fondos fijos y un nuevo orden administrativo, confirmó íntegro el fracasado equipo de la gestión que pretende enmendar al parecer, solo con su pintoresca presencia.

La mala distribución del equipamiento, las fallas de la estructura de referencia, interconsulta y derivación, la incomunicación de los centros de salud, la falta de anestesistas, de entrenamiento y formación del personal, la carencia de suministros como antibióticos y control sobre los insumos esenciales como oxígeno y descartables, la pésima administración y la corrupción, determinan la baja calidad de la atención sanitaria y resultan determinantes de la tradicional ineficiencia del gasto sanitario. Por eso nacen niños con sífilis congénita en nuestros hospitales, tenemos epidemias de tuberculosis o de sarna en las cárceles, por eso el aborto es la segunda causa de muerte de mujeres con capacidad de procrear en la Provincia de Río Negro.

La inmensa mayoría de las causas de los decesos descriptos se pueden prevenir o evitar si tuviéramos políticas públicas diferentes con los mismos medios y presupuestos que se invierten actualmente. La marginación se expresa en algunos indicadores epidemiológicos pero no es un problema que se agote o dirima en el terreno sanitario, es claramente un problema político ideológico que tiene una expresión administrativa y económica a su servicio

El aumento de la mortalidad infantil y la mortalidad materna son indicadores directos de factores que han transformado a la pobreza en estructural, que han cristalizado la desnutrición, la falta de acceso al agua potable, la convivencia con la contaminación por falta de cloacas, de educación, de trabajo e ingreso digno. Por cada año de educación materna baja un 8,6 % la mortalidad infantil. El impacto de la educación es tan intenso que en diversas muestras llega a explicar el 42,3 % de la  reducción de la mortalidad infantil en algunos estratos, de manera tal que invertir un peso en educación tiene mayor impacto para la salud que invertir un peso en el sistema hospitalario. Hemos triplicado el gasto educativo, los resultados académicos son cada vez peores. Los efectos sobre el conjunto social son enormes, un reciente estudio en Mendoza estableció que el 80% de los reclusos alojados en su cárcel de máxima seguridad, fueron niños desnutridos que no concluyeron la escuela primaria.

A pesar de ser el país con mayor disponibilidad de agua potable por habitante, con la única excepción de Paraguay, la Argentina muestra el menor acceso al agua potable de todo el Cono Sur. En relación a cloacas y saneamiento se repite el lamentable  posicionamiento pero triplicando negativamente los porcentajes de acceso en este caso de Chile. Las pérdidas en las etapas de producción y distribución de agua son del orden del 40 % del total producido, encontrándose en estado crítico la mayor parte de las poblaciones de Río Negro. La Argentina produce alimentos para 300 millones de personas, tenemos potencial para abastecer a 1.500 millones de personas y no podemos evitar que tres de cada cuatro niños argentinos sea pobre y pase hambre.

No es legítimo aducir falta de recursos desde la opulencia de los megasueldos para toda la “famiglia” de los capitanejos locales, dilapidando los gastos reservados, la corrupción de la contratación directa, los discretos “palos blancos”, los “amados testaferros” y empleados fantasmas, no hay credibilidad ni autoridad moral.

Las carencias principales son de capacidad y compromiso, porque no hay que gastar más hay que priorizar distinto, porque cada peso invertido en prevención equivale a 10 gastados en atención y 100 en rehabilitación (OMS). Diversos estudios internacionales muestran que cada peso que se invierte en agua y saneamiento genera un ahorro ocho veces mayor de gasto en atención hospitalaria. El uso de  la cama hospitalaria de un bebé internado por diarrea estival en un hospital público cuesta alrededor de u$s 300 por día, erradicar las letrinas mucho menos. Alimentarlos adecuadamente seguramente también por los menos según afirman las autoridades bonaerenses que asignan $ 6 por día/niño a los comedores escolares de jornada completa que no han excluido aún.

No es la hora de hacernos preguntas, es la hora de asumir responsabilidades, de dejar de mirar para otro lado como cuando el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich anuncia entre los 204 objetivos y 272 metas para su gestión que culmina en Diciembre de 2015 los mismos porcentajes de mortalidad infantil y materna que anunció el Ministerio de Salud se iba alcanzar durante el período 2007-2011 como resultado de los planes que entonces tenía ejecución. Aunque padezcan su verborragia y la reproduzcan, nadie lo escucha, atiende lo que dice o lo rebate porque ya nadie le cree, ni lo considera relevante, será porque afirma que en su provincia no hay desempleo o que la mortalidad infantil se redujo a la mitad en los últimos tres años.

Los nuevos desaparecidos sociales se mueren porque se prefiere invisibilizar la pobreza, por la cobardía de los representantes de los pueblos originarios que están comprometidos con otros negocios, porque cotidianamente aceptamos que no haya sangre ni insumos básicos en los hospitales, que poblaciones como General Conesa con 8.000 habitantes no tenga quirófano, que las ambulancias para los traslados de derivación para la prometida regionalización la tengan que regalar las Fundaciones, las Cooperadoras o estén sometidas al chantaje de la entrega del petróleo a los “socios del poder”. Porqué se siguen pagando sobreprecios a la Obra Pública y megasueldos a audaces y obsecuentes sin capacidad ni decisión para resolver los problemas. Porque en lugar de hacer obligatoria la enseñanza del lavado de manos y el hervido del agua se impone la enseñanza obligatoria del tejo en las escuelas. Porque se colocan placas a Rodolfo Walsh y se olvida que denunciaba en su Carta a Abierta la Junta Militar que un policía no puede ganar más que un maestro, como pasa en Río Negro. Porque la descafeinada oposición se dedica a asegurar la inauguración de cajeros automáticos o a luchar por las emotivas causas que les financian en dólares fundaciones extranjeras, traducidas en aplaudidas leyes que nunca se reglamentarán ni aplicarán, porque prima la ideología de la ventaja. Porque no se atienden las denuncias de las instituciones intermedias, los reclamos de la Iglesia Católica, de Médicos sin Fronteras, de UNICEF, porque no hay lugar más que para “el relato”. Cuando las brigadas que movilizan con pecheras para asegurar los “precios cuidados” hagan medicina preventiva recorriendo los hogares como hacen en un país hambreado como Cuba para detectar tempranamente a la población materno-infantil en riesgo sanitario, o alfabetizando tal vez tengamos como los cubanos 3% de mortalidad infantil por ahora la “revolución” y la “militancia” pasan por otro lado.

 

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