Por Cristian Edward Rodicio*
Como ya es de público conocimiento, el Gobierno de Javier Milei pudo sostener -a través de negociaciones de último minuto- el veto a la Ley de Financiamiento Universitario. La misma buscaba ampliar el financiamiento de las universidades nacionales para garantizar su funcionamiento y actualizar los salarios de los trabajadores docentes y nodocentes. Esta legislación no permitía más que lograr una mejora para afrontar los gastos del año en curso, los cuales se llevan adelante con presupuesto del 2023.
Más allá de todos los perjuicios que traerá esta medida al futuro de la educación pública, la cual se forzó por medio de intercambio de favores al mejor estilo de la casta política (de la cual Milei se jacta de no formar parte), resulta importante destacar la reacción del pueblo ante estas canalladas que, lamentablemente, recién empiezan a mostrarse. La unión del estudiantado y el apoyo (para mi gusto tardío) de los sectores sindicales, ha permitido lograr que toda la sociedad sienta la necesidad de salir a reclamar ante tal injusticia.
Las universidades, como todo el sector público educativo, garantizan el desarrollo de un país. Sin inversión en educación pública, gratuita y de calidad, Argentina no va a tener las herramientas necesarias para seguir generando su identidad ante el mundo.
Por otro lado, y esto espero sea de gran aporte a nuestra memoria, el accionar de algunos/as "representantes del pueblo" ha dejado en evidencia las actitudes más mezquinas que pudieran demostrarse, las cuales debemos castigar al momento de emitir nuestro voto. Ellos/as están ahí por la voluntad popular, y debieron escucharla en abril y octubre cuando manifestaciones en todo el país les pidieron rechazar cualquier medida en contra de las universidades. La historia no olvidara que entregaron la educación pública, y nosotros tampoco.
*No docente de la UNRN
9 noviembre 2024
Opinion