Jardín en Primavera

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La realidad nos muestra que tendremos que esperar un tiempo más para disfrutar de todas las bondades antes mencionadas.
Es aquí, donde cobran verdadera importancia los llamados espacios intermedios. Espacios que comparten y conjugan características propias de los espacios al aire libre, con otras de espacios interiores. La sumatoria de todos estos elementos da como resultado lugares que nos permiten sentirnos en el afuera pero al amparo de los factores climáticos que no llegan a ser los deseables como para permanecer abiertamente al aire libre.
Estos espacios, a los que todos recurrimos en algún momento, como patios reparados, galerías, pérgolas y otros, son los que nos permiten, en primavera, protegernos del viento, y aprovechar mejor el calorcito del sol, en verano nos dan la frescura necesaria en medio del agobiante calor, y en otoño, nos abrigan de los primeros fríos. También generan un clima muy agradable en las noches, cuando empeñados en cenar afuera, o tomar un té o una copa, necesitamos protegernos del rocío.
Si queremos pensar en la funcionalidad de estas áreas, debemos tener claro que, a diferencia de los espacios interiores, con funciones definidas, pensados y construidos a partir de datos y necesidades, los espacios intermedios son indefinidos y, justamente por esto, llenos de posibilidades y disponibles para diferentes usos. Vamos a encontrarnos rápidamente sentados en ellos leyendo, cenando o desarrollando alguna actividad recreativa, solos, en reunión de amigos o en familia. Generalmente, nos ayudan a resolver la transición entre el adentro y el afuera, generando situaciones de claroscuro. El filtrado de la luz solar, que es uno de sus atributos, permite evitar el encandilamiento del interior, y cobijar en ellos especies vegetales que requieren condiciones de más protección, tanto del frío en invierno como del sol en verano. El jardín se acerca al interior si ubicamos aquí especies que vivan bien en una semisombra o, si utilizamos una trepadora para generarla. El uso que le demos definirá el equipamiento, una mesa con sillas propondrá directamente un lugar para desayunar, almorzar, cenar o entretenernos con algún juego de mesa. En cambio, con reposeras y mesas bajas propondrá una situación de rélax y más distendida. En cuanto a la decoración de los mismos, deberemos apelar a materiales resistentes al uso exterior, pero respetando de alguna forma el estilo elegido para el interior, combinando colores, formas, repitiendo accesorios, o buscando algún elemento en particular que se convierta en integrador de las dos situaciones. De esta manera lograremos una composición entre los diferentes espacios que permitirá leerlos como parte de un todo.

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