Frugoni rechazó el proyecto de Pesatti sobre discursos de odio

El legislador de la CC-ARI defendió posiciones arcaicas en torno a la libertad de expresión y cuestionó la iniciativa que busca evitar expresiones ofensivas en el ámbito estatal

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El legislador de la Coalición Cívica-ARI, Fernando Frugoni, salió al cruce del proyecto presentado por el vicegobernador Pedro Pesatti que propone regular los denominados “discursos de odio” en los tres poderes del Estado. La iniciativa surgió tras un episodio ocurrido en la última sesión legislativa, cuando Frugoni utilizó una expresión en tono sexista que provocó la inmediata reacción del legislador de Vamos con Todos, José Luis Berros, y motivó la intervención del propio Pesatti, quien le pidió que cuidara sus palabras para no ofender.
En declaraciones posteriores, Frugoni calificó la propuesta como “anticonstitucional” y sostuvo que no hace falta una nueva normativa ya que —según señaló— los mecanismos de orden ya están contemplados en el Reglamento Interno de la Legislatura. “Lo que se necesita es autoridad para aplicarlo, no una ley que abre la puerta a la autocensura. Parece que el vicegobernador quiere que la libertad de expresión sea menos libre”, afirmó.
Los dichos del legislador fueron criticados por su anclaje en concepciones de libertad de expresión que omiten la necesidad de aggiornar la práctica parlamentaria a estándares democráticos más inclusivos y respetuosos. Enarbolar la idea de que toda palabra debe tolerarse sin reparo, incluso si resulta ofensiva o discriminatoria, reproduce lógicas perimidas que chocan con los consensos actuales sobre la erradicación de la violencia simbólica.
En su argumentación, Frugoni insistió en que el proyecto puede convertirse en una herramienta de censura y comparó la iniciativa con mecanismos utilizados en el pasado para disciplinar voces opositoras. También cuestionó la “prioridad política” del vicegobernador, señalando que existen demandas sociales más urgentes, como la reglamentación de la Ley 5639 de capacitación obligatoria en discapacidad para agentes públicos.
Sin embargo, el planteo del legislador omite un aspecto central del debate: la regulación de discursos ofensivos en espacios institucionales no pretende acallar voces disidentes, sino garantizar que las discusiones democráticas se den en un marco de respeto. El propio episodio que dio origen a la propuesta de Pesatti evidencia que los mecanismos actuales resultan insuficientes cuando las expresiones exceden el disenso político y afectan derechos de terceros.
El vicegobernador, que preside la Legislatura, ya había señalado que la intención del proyecto no es limitar la crítica, sino prevenir que se reproduzcan expresiones agraviantes o discriminatorias desde el Estado. En este marco, el rechazo de Frugoni aparece más ligado a una defensa de principios anclados en el pasado que a una lectura contemporánea de la libertad de expresión, entendida no solo como derecho individual sino también como obligación de ejercerla sin dañar a los demás.

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