Nota de Opinión de Martín Díaz, Pedagogo. Docente de la UNRN
Al igual que los relatores y hermeneutas de la historia bíblica, los tiempos políticos que corren también tienen sus comentaristas y cronistas, que casualmente también utilizan términos divinos, santos y teológicos para describir la bienaventuranza o apocalipsis en el devenir de la política nacional.
Hace apenas unos años, Jorge Asis blandeó el término “Ángel Exterminador” para calificar a Mauricio Macri como aquel ser que irrumpía en la escena política nacional para acabar con todo aquel que se le enfrentara. Porque comenzó esa batalla con la oposición pero viró repentinamente hacia el interior de su fuerza destruyendo todo lo que tocaba. En su relato nombra a destronados como De Narváez, López Murphy, Larreta, entre otros. Y ayer se dio su último magnicidio cargándose a todo el PRO. Asis califica a Macri como un ser divinamente destructivo que entró en la política para instalar la antipolítica y reescribir los destinos de una nación supuestamente en ruinas, diseñando un imperio con montañas de escombros.
Si la biblia contó con relatores como Samuel, Natan o Jeremías, la historia política de los últimos tiempos también cuenta con cronistas como Asis, Pagni o Novaresio que narran los acontecimientos y describen los sucesos que configurarán seguramente los versículos de este alocado proceso.
De esta forma refieren a personajes como Milei, y sus tensiones generadas dentro del catolicismo, como un ser virulento que profetizó que la máxima autoridad del Vaticano era el representante del maligno sobre la tierra. Haciendo clara alusión con ello que el Papa Francisco encarnaba los intereses del diablo dentro de la Iglesia. Esto provocó exaltación en la comunidad católica argentina y que Francisco respondiera a estos agravios advirtiendo “…a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo”.
Por su parte, en el discurso de cierre de campaña Alberto Benegas Lynch, el prócer de Javier Milei, sentenció que Argentina debería seguir el camino de Julio Argentino Roca y suspender las relaciones diplomáticas con el Vaticano mientras el Papa Francisco sea el Papa, acusando a Francisco de ser una autoridad totalitaria.
Algunos de los analistas políticos describen este escenario como una cuasi guerra santa que involucra a la antipolítica con la iglesia católica, a la fe y al campo político, dejando en duda a miles de seguidores de Milei por su posicionamiento religioso. Este ataque directo a la fe de algunos libertarios aleja a seguidores y expulsa a creyentes cristianos. Y si algo le faltaba a esta novela plagada de misterios divinos es la unción del ángel exterminador al falso mesías para concretar profecías imposibles y desterrar a la política nacional que solo anhela la comunión de los argentinos.
La biblia cuenta que Jesús, látigo en mano, echó de las puertas del templo a los mercaderes que deshonraban a Dios al grito de “No hagáis de la casa de mi padre una casa de comercio”. Antagónicamente hoy el falso mesías y el ángel exterminador, motosierra en marcha y billete en el bolsillo, arremeten contra el Vaticano, su máxima autoridad y miles de creyentes al grito de “Sí se puede, viva la libertad carajo”.
26 noviembre 2024
Opinion