8 octubre 2012 Archivo Comentar

Son los menos, pero son muy recordados. Para algunos se convirtieron en ídolos, para otros son traidores. Hay casos de pases históricos y otros que no tuvieron demasiada trascendencia.

En Río Negro, el gran pase político del año fue el de la legisladora Ana Piccinini. Antes protectora a ultranza de las políticas del radicalismo, mutó en opositora durante su gestión en la Defensoría del Pueblo para efectivizar su traspaso al Frente para la Victoria, alianza encabezada por el peronismo, en las últimas elecciones.

Pero no solo formó parte de la coalición que armó el desaparecido Carlos Soria, sino que además encabezó la lista sábana de legisladores. Todo un gesto que la ubicaba en el tercer lugar de importancia, debajo del propio Soria y el hoy gobernador Alberto Weretilneck.

Pero claro, en estos casos el archivo es determinante y recuerda una contienda electoral que nos remonta a 1991. En esa oportunidad, radicalismo y peronismo (junto a otras fuerzas minoritarias) compulsaban para la renovación de tres bancas en la Cámara de Diputados.

Ana Ida Piccinini encabezaba la lista de candidatos de la UCR, junto a Esteban Rodrigo y Francisco Bezich. En frente, irónicamente estaba Carlos Soria liderando la lista del PJ junto Nilda Nervi de Belloso y Roberto Beliu. La victoria fue para el radicalismo que obtuvo dos bancas.

En ese momento era inimaginable que 21 años después, el propio Soria elegiría a Piccinini para que encabece su lista de legisladores.

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