La convocatoria se inició a través de las redes sociales y cosechó la adhesión de una gran cantidad de personas. Las disertaciones giraron en torno a la necesidad de poner coto a una situación que aseguran es de “una grave crisis” del servicio de seguridad. El blanco de la mayoría de las críticas fueron los tres poderes del Estado.

Las propuestas fueron de las más variadas. Una de ella planteó la necesidad de la confección de un mapa del delito, en donde se especifiquen cuáles son los barrios más afectados, las cuadras más conflictivas y los lugares de residencia de los delincuentes más peligrosos. Asimismo, se propuso el trabajo en conjunto con las fuerzas policiales.

Otra de las iniciativas que se expresaron en el cónclave de vecinos indignados fue el de escrachar a los ladrones, con fotos pegadas por toda la ciudad. “Nosotros no tenemos que tener miedo, los chorros son los que deben tener miedo, tenemos que ser como los hermanos Araya, cruzar la calle y enfrentarlos, porque los delincuentes se adueñaron de las calles y esto no puede se así”, reflexionó una mujer.

Entre los disertantes, Bruno Bordignon, titular del Consejo de Seguridad de Cipolletti (Coseci) fue uno de los destacados. Explicó que la entidad que él preside surgió hace varios años, cuando la situación en la ciudad era similar a la de hoy y donde el clamor popular exigía las mismas respuestas que ahora.

Organizados

También detalló el funcionamiento del Coseci, a la vez que reconoció que las políticas públicas en relación al problema de la inseguridad no son suficientes. “El Estado es muy permisivo ante la indisciplina, necesitamos que haya una voluntad política agresiva y contundente en ese sentido y que esta presión que hoy podemos hacer como vecinos organizados perdure en el tiempo, porque si no después se muere”, enfatizó.

Algunos vecinos se expresaron en desacuerdo con Bordignon, asegurando que deben renovarse las autoridades del ente, o bien crearse un nuevo organismo vecinal. Mientras que otros lo criticaron por la ausencia de políticas en torno a la seguridad, confundiendo deliberadamente la función de la organización.

"Que la Justicia se haga cargo"

Así lo exigió la mujer a la que Geldres le robó la cartera y a la que los hermanos Araya intentaron ayudar.

Uno de los momentos de mayor atención fue cuando una mujer pidió la palabra. Se trataba de quien fue asaltada por Ramón Geldres, episodio que desencadenaría minutos después en el asesinato de Araya.
La señora, algo nerviosa, criticó con una cruda dureza el accionar de la Justicia. Al respecto, acusó a jueces, abogados y fiscales de “inoperantes”, mientras que les reclamó “que se hagan cargo de lo que pasó, porque fue por su voluntad que sucedió esto”.

En ese instante, un reconocido magistrado que se desempeña en la ciudad ingresó al gimnasio del colegio, con un atuendo deportivo, preguntando de qué se estaba hablando en ese mitin y cuáles eran las propuestas que se estaban elucubrando.