Desafectan al director de la cárcel de Viedma

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“Tenemos ya un concurso público en la Auditoria General de Asuntos Internos. De ahí se van a juzgar a los funcionarios que estén dentro de los organismos que pertenecen a la Secretaría de Seguridad y Justicia”, explicó el funcionario.

Señaló que este proceso “no lo va a hacer la policía, sino que lo va a hacer el gobierno civil de la seguridad”.

La fuga del interno se produjo anoche y el prófugo sería oriundo de Bariloche. Estaba cumpliendo una condena por asesinato.

“Hay que ser muy duro en la aplicación de las leyes respecto del personal”, dijo Bermejo, pero aclaró que “también hay que cuidar al trabajador”.

Luego, al igual que Weretilneck, el secretario planteó que se necesita un mayor compromiso de la Justicia. “Hay muchas causas que no van a juicio, hay gente que tiene 13 o 14 causas iniciadas y no se elevan a juicio”, dijo.

“Nosotros, desde la Secretaría, tenemos que hablar con la Justicia para ver como se va a tratar a los mayores que tienen varias causas y también a los menores. Tenemos que alejar a estas personas de las víctimas y rápidamente hay que abocarse a esto”, agregó.

El fantasma de la “sensación”

Minutos antes de hablar en rueda de prensa, el secretario mantuvo un breve entredicho con un grupo de periodistas, planteando nuevamente el polémico concepto de “sensación” de inseguridad.

En principio, Bermejo planteó que Argentina tiene una de las tasas de homicidio más bajas de América, después de Chile y Uruguay. “Trate de bajar un cambio”, le dijo a uno de los trabajadores de prensa.

“Pero usted no me puede negar que cada vez hay más hechos de inseguridad”, le respondió el periodista, a lo que el funcionario señaló que “hay que medir todo, cuanto hay de realidad y cuanto hay de sensación en esto”. 

“Hay una sociología de miedo al delito. Es un fenómeno en el mundo que ha progresado  por la aparición de nuevas modalidades delictivas. El crimen organizado, que afecta a Viedma también, va tomando distintas facetas. Lo grave es que los jóvenes se incorporan al delito a los 20 o 25 años, sabiendo que van a vivir pocos años o que van a pasar el resto de su vida en la cárcel”, explicó el funcionario.


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