El poder de creer

Por Damián Javier Lazota - Presidente del Partido Socialista de Río Negro

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En la búsqueda de una narrativa que contenga a las mayorías

La historia de la humanidad difícilmente pueda explicarse sin el desarrollo de relatos, cuya ficción sea capaz de construir realidades antes desconocidas para el ser humano, -Yuval Noah Harari* lo narra de manera magistral en sus principales obras literarias-. «La fe mueve montañas», dice el refrán, y tanto cristianos, como islamistas e hinduistas, entre otros, lo sabían muy bien. En las religiones podemos encontrar los relatos que más perduraron en el tiempo. Sólo se trata de creer.

Hay infinidad de relatos que inspiraron a hombres y mujeres de todos los tiempos a darle sentido a la vida en comunidad. Si miramos hacia atrás, desde el hoy y quienes somos, en términos generales podemos coincidir en que el balance es positivo. Sólo por mencionar un esbozo de lo que la imaginación humana logró hasta nuestros días desde la revolución científica -para no irnos tan atrás-, el conocimiento, la ciencia, avances tecnológicos, redujeron significativamente las guerras, las hambrunas, las enfermedades y sobre todo, la pobreza material.

Claro que si hacemos una mirada minuciosa por algunas regiones del globo, apreciaremos realidades oprobiosas para la condición humana, especialmente si comparamos naciones cuyo desarrollo fue en desmedro de otras o de continentes enteros. África, la cuna de la humanidad, posiblemente haya sido el primer continente en ser devastado por la ambición de las potencias de Europa y más tarde del norte global, con el sometimiento de su pueblo y el saqueo de sus bienes naturales. Tanto en África como en el «nuevo continente», las potencias europeas que colonizaron esos territorios, necesitaron construir relatos objetores de conciencia que relativizaran la condición humana de los pueblos originarios de cada continente, para oprimirlos sin culpa.

Más cerca en el tiempo, América Latina se configura como la región más desigual del planeta, donde la pobreza de las mayorías convive con la riqueza de un puñado que día a día ve incrementado su capital. Acá no hay relato, sino las consecuencias de uno «mal contado».

Argentina no es la excepción

Yendo a lo particular, cuando me encontré con la imagen que ilustra este artículo -hace unos cuantos años-, me cautivó su simpleza, y en ella, lo que era capaz de comunicar. Entonces no pude evitar pensar en tiempos de piquetes y cacerolas, pero sobre todo, en esas simbiosis sociales que marcan un punto de inflexión que determinan un cambio de época.

El retorno a la democracia y su sostenimiento en el tiempo, es indudablemente parte del crecimiento de una sociedad con memoria colectiva, de tradiciones políticas diversas -capaces de confluir-, y convertirse en protagonista fundamental y hacedora de grandes transformaciones sociales, donde en ocasiones, la incertidumbre y desazón la hunde en un aparente silencio, en una «tensa calma».

El relato democrático tuvo un éxito tal en nuestro país, que es impensada la probabilidad de golpes de Estado como los conocimos.

Quienes transitamos este período histórico desde su origen -sin ignorar los procesos políticos, sociales y culturales que atravesaron a Argentina con anterioridad a 1983-, fuimos -y somos- testigos y en ocasiones protagonistas de los vaivenes políticos vividos a lo largo de estos casi cuarenta años de una democracia con reivindicaciones, derechos ampliados, retrocesos y sismas que cambiaron radicalmente la estructura social de nuestro país.

El aumento de la pobreza, la desigualdad creciente, demuestran con claridad que las políticas neoliberales, extractivistas, de reducción del Estado -todavía hoy con llamativa prensa-, no hicieron más que agravar la situación de la población -sobre todo- más vulnerable. El derrame nunca llegó a quienes se suponía debía llegar. Por el contrario, los sectores privilegiados del gran capital multiplicaron -y aún lo siguen haciendo-, sus ganancias como nunca antes. La riqueza -como mencionamos-, se sigue concentrando en cada vez menos manos.

Elecciones

Las recientes elecciones legislativas mostraron un preocupante reconocimiento -por parte de un sector de la población- a la ultraderecha, que desde lo discursivo, con el insoslayable acompañamiento de las corporaciones mediáticas, profundiza la crisis de identidad política, tanto en lo social como en el seno de partidos con tradiciones progresistas. Este fenómeno no es novedoso, o propiedad de nuestro país. La crisis de representación política atraviesa prácticamente a todos los países del mundo

Por su parte, la izquierda en todas sus expresiones, en suma mostraron un leve repunte respecto de las elecciones intermedias anteriores. Si bien estas comparaciones no siempre son válidas, dado que los procesos electorales son multicausales, y sobre todo coyunturales, nos pueden dar un panorama parcial de cómo se mueve el tablero político a nivel nacional y provincial.

En Río Negro, la marcada polarización entre las tres fuerzas que se disputaron dos lugares en el Congreso, a simple vista dejó mal herida a las izquierdas, sin embargo, vale destacar que en su conjunto, en términos absolutos, si comparamos las elecciones de medio termino -2021 vs. 2017-, la izquierda rionegrina -FIT, PS y MAS-, incrementó su caudal de votos en un 11,44%, a pesar que en las elecciones últimas votaron mil personas menos que en 2017, con un padrón que sumó a más de 23 mil electores respecto de aquellas elecciones. En tanto, los partidos que dominan la escena pública nacional -FdT y JxC-, en Río Negro perdieron más de 150 mil votos, lo que equivale a un 42.47% de electores. La mayoría absorbidos por la fuerza provincial, JSRN, que vale destacar que en términos reales, respecto de las elecciones provinciales de 2019, perdió más de 64 mil votos, es decir, una caída de 31,37% de los votos que llevaron a la actual Gobernadora, ganar las elecciones.

La izquierda chilena nos muestra un camino

Desde el otro lado de la cordillera parecieran mostrarnos un camino. A poco de conocerse el gabinete que acompañará al próximo Presidente de Chile, Gabriel Boric, el mensaje está a la vista. Las izquierdas que parecían irreconciliables, se encontraron para evitar el surgimiento de un emergente político de ultra derecha que ponía en riesgo los derechos conquistados por la sociedad chilena en los años de democracia. En este sentido, debemos destacar al Partido Socialista chileno, con una lectura de la coyuntura sin mezquindades, en su inmediato apoyo al Presidente electo en segunda vuelta.

De esta manera se rompe el estigma de ese amplio abanico que agrupa a las izquierdas. El entusiasmo es enorme, y hace que uno no puede más que ilusionarse por el desafío que implica liderar un proceso de esta envergadura. Vale observar con gran interés este nuevo proyecto político en la vida del pueblo de Chile.

De este lado de la cordillera, el interrogante queda abierto. La izquierda argentina, en todas sus tradiciones, ¿estará dispuesta a renunciar a intereses partidarios o tendremos que esperar que el avance de la ultraderecha nos agrupe a la fuerza? El momento es ahora. Encontrarnos es el paso necesario.

En lo personal, hace poco más de un año tomaba el desafío de asumir la presidencia del Partido Socialista de Río Negro, con la certeza de saber que el camino no sería tarea sencilla, en especial en un año electoral, donde había que que conciliar la vida institucional del partido, con la coyuntura electoralista que consume energías y tiempo.

Como entonces, la convocatoria sigue abierta a la comunidad que se identifique con los valores democráticos, de igualdad, cooperación, a fortalecer una fuerza que nació con un relato poderoso, y que aún sin haber llegado a la presidencia de la nación logró cambios culturales que perduran hasta nuestros días, forzando la creación de leyes que se transformaron en derechos para la sociedad toda.

Sabemos que otra forma de hacer política es posible, es por eso que desde el Partido Socialista no nos resignamos a la pálida de los imposibles. Estamos convencidos y con ansias de ser parte de la construcción colectiva de un relato que contenga a las mayorías, en el cuidado del ambiente, el feminismo, la cooperación, el diálogo.., y vos podes ser parte.

*Yuval Noah Harari es historiador y escritor israelí.

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