Casa Viedma: un año y medio de suspensión e incertidumbre

El programa que permitía la realización de obras en viviendas de familias vulnerables permanece inactivo por supuestas irregularidades.

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El programa Casa Viedma cumple un año y medio sin implementarse debido a supuestas irregularidades investigadas por el Tribunal de Cuentas, hay ex funcionarios sospechados sin que se avance en una imputación formal en su contra y cientos de vecinos que no pueden acceder a una ayuda estatal que sirvió para resolver problemáticas habitacionales de unas 3 mil familias viedmenses.

A la falta de resolución por parte del Tribunal de Cuentas que tiene la auditoría bajo su órbita se suma la posible falta de financiamiento del plan que se nutría de recursos provenientes de la tasa del Casino, empresa que hoy no estaría realizando esos aportes obligatorios excusándose en la pandemia que lo mantuvo cerrado durante seis meses el año pasado. 

El Programa Casa Viedma fue creado en 2008, durante el segundo mandato de Jorge Ferreira. Había sido su promesa de campaña. Luego, lo continuó José Luis Foulkes y, a la posibilidad de techar, le agregó el componente “kits de conexiones” de agua, luz, gas y cloacas. En ese período hubo unas 3 mil asistencias entregadas.

Cuando asumió en la intendencia Mario Francioni -debido al fallecimiento de Foulkes- , renunció Juan Pablo Benito a la Secretaría de Desarrollo Humano y lo reemplazó María Eugenia Rodríguez, quien en septiembre de 2019 mandó a auditar el Programa al Tribunal de Cuentas porque encontró “irregularidades administrativas en la rendición de los expedientes y en los legajos de los solicitantes”.


Ni bien empezó su gestión Pedro Pesatti, más precisamente el 18 de diciembre de 2019, entregó también una remesa del Casa Viedma. Pero después suspendió preventivamente el programa, hasta que el Tribunal de Cuentas Municipal terminara la auditoría pedida por Francioni. 

Recientemente, Pesatti suplantó el Casa Viedma por el programa Acompañar, que entrega materiales también pero no con vales, sino con una tarjeta precargada para la entrega de los materiales,  que además admite certificados del RENABAP en aquellos barrios sujetos a urbanización (como El Progreso) para acreditar la posesión del lote y amplía kits de soluciones (por ejemplo ahora se puede subsidiar la construcción de la platea fundacional y en cambio antes se debía tener hecho hasta el encadenado por esfuerzo propio).

Además, el nuevo programa se financia con el fondo de desarrollo habitacional, básicamente del impuesto al baldío, en vez de hacerlo con los ingresos de la tasa del casino que nutría al Casa Viedma. Este nuevo plan está vigente desde este año y se presupuestaron unas 200 entregas hasta diciembre próximo.

Sin embargo, las dudas sobre la suspensión del Casa Viedma se profundizaron luego de que uno de los proveedores contestara el requerimiento del Tribunal de Cuentas y acompañara con documentación, que en este momento está siendo auditada según consigna un relevamiento de personas, a quienes el proveedor informa haber realizado entregas de materiales.

El Casa Viedma estaba planteado de la siguiente manera: el vecino se inscribía y a partir de ahí, la Municipalidad enviaba a un arquitecto, quien verificaba que el vecino tuviera construida su casa hasta el encadenado y qué cantidad de metros cuadrados necesitaba de techo. A partir de ahí, si aprobaban su inclusión al programa, le daban una orden de compra (vale o bono) para retirar materiales de un corralón privado. El vecino retiraba los materiales e iba construyendo.

¿Cuáles podrían ser las irregularidades en que incurrieron los funcionarios según la auditoría? Una es que le imputen que se hayan quedado con los vales de los vecinos y los haya canjeado, una operación burda poco probable.

La otra imputación, que parece más factible, sería por no controlar la finalización de la obra, es decir que aquellos vecinos que retiraron los materiales dejen sin terminar la obra o, caso contrario, devuelvan esos materiales o los vales, en caso de no haberlos canjeado. La duda es si cuando el vecino canjea esos vales los materiales son suyos o siguen siendo del Estado.

Si se piensa que, aun cuando los materiales ya están en manos del vecino, siguen siendo del Estado, debería pensarse igual si un vecino compra leche con su tarjeta alimentaria. El Estado debiera entonces controlar si la toman él y su familia, si se la dio a otra persona, o si se le venció en la heladera.

Podría haber pasado que, en vez de usarlos, hayan vendido esos materiales a terceros. Los vales no, porque eran intransferibles. ¿Habría que denunciar a cada vecino? Sin embargo, no parece lógico que una persona haya construido con esfuerzo propio su casa hasta el encadenado y después lucre con los materiales de su techo, se quede sin vivienda y encima se le deteriore lo que tanto le había costado construir.

El Casa Viedma tenía esa particularidad, era para aquellos que tenían el encadenado hecho, no para los que recién comenzaban los cimientos.

Un año y medio después del inicio de la auditoría, el programa está suspendido preventivamente; mucha gente se quedó sin posibilidad de terminar y quizás habitar su vivienda, en momentos en que ni tierra ni casas sobran; hay ex funcionarios cuestionados y todavía no resuelven si son imputables o no.

Y, finalmente, cabe recordar que el Casa Viedma se nutría del fondo de la tasa mensual del Casino, que -supuestamente- se sigue cobrando, pero desde hace un año y medio no existe difusión oficial de que se le esté dando otro uso solidario. Por otro lado, se desconoce si el Casino pagó la tasa anual del 2021 y lo que debía del 2020.
 
Al menos hasta los primeros meses de 2021 esos fondos no habían ingresado. Como no se está publicando el padrón de morosos -que debería publicarse cada mes de mayo- no puede saberse. El año pasado, la excusa del Casino para no pagar fue la pandemia, pero sólo estuvo cerrado el primer semestre, desde entonces está abierto.

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