
Enrique MInetti
Corría el año 1983 en la tan patagónica como memorable
Sierra Grande, en la provincia de Río Negro cuando es designado concejal, luego
Intendente en reemplazo del titular hasta 1987. Congresal por la provincia de
Río Negro hasta 1991. Presidente del partido hasta 1995. Legislador provincial
entre 1988 y 1993, año en que es elegido Diputado Nacional. En 1997 es
designado Vicepresidente del bloque en la Cámara de Diputados de la Nación.
Miembro del Consejo de la Magistratura entre 1998/2005 y entre 2018/2019. Es
elegido senador nacional por la provincia de Río Negro en el año 2001, siendo
reelecto en 2007 y en 2013. Allí funge como presidente de bloque de la Cámara
de Senadores de la Nación durante 18 años.
Atravesó las presidencias de Duhalde, Kirchner, Fernández de Kirchner y Macri.
Fue candidato a Gobernador de la provincia de Río Negro en los años 2007 y
2015, perdiendo en ambas oportunidades,
en manos del radical Miguel Saiz y del actual Gobernador Alberto Weretilneck,
respectivamente. Todas estas posiciones y cargos, obvio es decirlo, lo fueron por
y en representación del Partido Justicialista.
Durante los 12 años, 6 meses y 15 días que
Néstor Kirchner y Cristina Fernandez de Kirchner ejercieron el Poder Ejecutivo
Nacional (
En 2015, siendo ya presidente el empresario
Macri, Pichetto comienza su metamorfosis, acompañando, entre muchos otros más,
el proyecto presidencial del controvertido pago voluntario de 9.300 millones de
dólares a los fondos buitres, pago que sería la llave para la prometida “lluvia
de inversiones” que se convertiría en una larga e infructuosa espera. También
apoyó la reforma previsional que significó la pérdida del 11% en los haberes de
los jubilados. Lo que motivó el expreso agradecimiento del gobierno de
Cambiemos.
En 2017 crea el bloque Argentina Federal con
el claro propósito de hacer posible que Cambiemos pudiera aprobar los proyectos
necesarios para el Gobierno de Macri.
Después vino Alternativa Federal y Consenso 19
hasta que, ambos proyectos nacidos
enclenques, terminan evaporándose y Pichetto pronto a quedar desocupado. Es ahí
que Mauricio Macri, tal vez por devolución de favores, anuncia que sería su
candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio (eufemismo electoral de
Cambiemos).
Inmediatamente se lo ve acoplado en palcos
oficiales como el del desfile militar, sin ser autoridad alguna del gobierno.
Abrazarse con Marcos Peña, besar a Elisa Carrió y pasearse orondo por todos y
cada uno de los programas ultra oficialistas, en los canales ultra oficialistas,
haciendo campaña ultra oficialista. Sus declaraciones públicas van en un in crescendo xenófobo que hicieron decir
al mismísimo Alejandro Biondini, dirigente neonazi de la Argentina, que al lado
de él se sentía un moderado. El inefable escritor y periodista Jorge Asís lo
llama: el Lepenito. Es de destacar su visita a Jair Bolsonaro, al que Alberto
Fernandez calificara como racista, xenófobo y misógino. En tanto, Lula se
encuentra injustamente encarcelado en el mismo país hermano, detención que
resultó absolutamente funcional al triunfo de Bolsonaro.
Su comportamiento es el de un buen soldado,
ahora al servicio de Macri y de Durán Barba, así como antes lo fuera al
servicio del peronismo. ¿Cuál es, entonces, su verdadera identidad, sus
creencias? ¿Las tiene?
No se trata de un político que haya migrado de
un partido a otro dentro del mismo arco ideológico, político, económico, social
o semejante, de los que hay muchos ejemplos hoy. Su “garrochazo” lo plantó en
territorio del adversario, pero no de cualquier adversario o rival, sino de
aquél con el cual confrontó durante doce años.
Lato
sensu podríamos denominarlo
su cuasi “enemigo”, teniendo en cuenta, sucintamente, para la utilización de
tal calificativo: el saqueo de las reservas; el modelo financiero (timba) anti
productivo; con tasas del 70%; la quita de derechos elementales, fundamentalmente
a los más vulnerables; la baja de los salarios y el haber de los jubilados; el
modo antidemocrático de gobernar por decreto, habiendo clausurado de hecho el
Congreso de la Nación; el uso indiscriminado del derecho de veto ante leyes
sancionadas por el Congreso; las detenciones ilegales; la persecución a los
jueces y a funcionarios dignos; el vaciamiento institucional más siniestro
(recuérdese sólo la protección a Stornelli, Fiscal de la Nación rebelde); las
reiteradas devaluaciones; el industricidio llevado a cabo sobre todo con la
industria nacional y las Pymes; la apertura indiscriminada de importaciones de
productos que se producen en el país; los
despidos masivos; la inflación descontrolada; la bestial suba de tarifas
y del combustible; la suba del dólar alentada ex profeso como represalia y castigo
al pueblo por el resultado de las Paso. Por la política externa de entrega. Recuérdese,
v. gr., el vergonzante pedido de perdón del presidente de los argentinos al
“querido Rey” de España por haberles hecho la guerra para independizarnos de
300 años de sumisión, oprobio, esclavitud, robo de nuestras riquezas y el mayor
genocidio de la historia. San Martín y los patriotas de 1816 “deberían haber
tenido angustia” (sic) de separarse de España, como así también los miles de
criollos, indígenas, mestizos, mulatos, zambos, negros, blancos que regaron los
campos de América con su sangre para emanciparnos de los maturrangos; por la
infame deuda que contrajo con el FMI para permitir la fuga de la mayoría de los
dólares, deuda que compromete grave y seriamente el destino de varias
generaciones de argentinos y del país mismo como Nación soberana; el
vaciamiento de la cultura nacional y de la ciencia y la tecnología, la criminal
sumisión en el hambre y en la indigencia a la inmensa mayoría de la población
con niños con desnutrición; por mentir descarada y escandalosamente habiendo
prometido pobreza cero y terminar teniendo que decretar la emergencia
alimentaria; que no iba a devaluar; que lo juzgaran por cómo derrotaría la
inflación. Por los escándalos del correo, de las autopistas, de los peajes, de
los aportantes falsos, de los Panamá papers, de los parques eólicos, de las
offshore de Macri y sus amigos, del contrabando, de la venta de Macair (Macri
Air) a Avianca; el espionaje ilegal (D’Alesio gate), etc., etc. Todo lo que
involucra a la familia presidencial y a sus ad
láteres en negocios archi multi millonarios en dólares. Por el vaciamiento
del Fondo de sustentabilidad de los jubilados del Anses. Por su política anti
patriótica; por el estado de postración y desamparo en que rindió a la
Argentina convirtiéndola en una semi colonia y en campo minado para quien deba
conducirla en las próximas décadas. La enumeración, claro está, lejos está de
ser taxativa.
¿Entonces, no creyó Pichetto en lo que defendió
durante más de doce años? ¿Adoptó una hipócrita conducta con el mero propósito
de construir poder desde esa privilegiada posición de Jefe del Bloque Peronista
del Senado? Y ahora, ya consumado su transfuguismo, convertido en el hombre de
choque de Cambiemos, lejos, muy lejos de la lealtad, valor que supo ser punto nodal
en su otra vida, dispara munición gruesa contra su, hasta ayer, partido y sus
dirigentes. No le tiembla la voz ni la conciencia para hacer declaraciones
manifiestamente falsas. Comenzó con un afanoso macartismo acusando a Kicilof de
ser un hombre del partido comunista, tilde desmentido tanto por el candidato a
gobernador como por el propio partido.
En la misma orientación de meter miedo, siguió
fabulando conmovido que si ganaba su partido (perdón) si ganaba Alberto
Fernandez la gente iba a tener que entregar el departamento adquirido con el
ahorro de toda su vida a la “revolución” (sic ¡!¿?). Adiestra a los fiscales
cambiemitas cómo ganarle al Frente de Todos porque él los conoce bien. “Ahora
aparecen todos, Zaffaroni, las Madres de Plaza de Mayo, volvieron todos” -dice-.
“Energúmenos de la izquierda peronista”, agrega. Alucina “tensiones” en el
Frente de Todos. Dice que Macri “intentó bajar la inflación pero no pudo”.
“Perdimos la primaria”, sostiene en primera persona. “A muchos les gusta que
haya pobres para lucrar con la situación”. Sentencia que los movimientos
sociales son la causa del endeudamiento público y que no laburan, pertenecen a
las multinacionales del cartón.
Para culminar -por ahora- con su triste y
penoso raid xenófobo y discriminatorio llega al paroxismo incitando
temerariamente a la violencia respecto de las villas: “La verdad, habría que
dinamitar todo, que todo vuele por el aire”.
Ya cerrando esta nota, escucho en la radio,
que la Caravana del terror y del odio más profundo no se detiene. El Lepenito
lanzó otra tóxica como desquiciada acusación contra Kicilof: “podría alentar el
saqueo, el robo a bancos y a matar gente”. (Pichetto dixit).
Podría explicarse conceptualmente esta actitud
desde la fe del converso convertida en la furia del converso. Debe esforzarse
para convencer a Cambiemos que su opinión actual, absolutamente contraria a lo
que (supuestamente) pensaba hasta ayer, es una conversión real, debe evitar
toda sospecha de quienes integran su nuevo clan. Debe darse a la furia, a la
ira y al odio (Odium theologicum)
para justificar su cambio de bando, lo que lo obliga a esforzarse por demostrar
su furor de converso. Vio la luz con la invitación de Macri y debe sentir
desprecio y repulsión por su pasado, por el lejano y por el reciente.
¿Es Pichetto un hombre sin sombra?
Greta Thunberg, la adolescente de 16 años que
sacudió al mundo con su movilización global alertando sobre la gente que sufre,
que muere, ante los ecosistemas que están colapsando, poniéndonos al borde de
la extinción masiva, hizo una pregunta ante dirigentes del planeta en la ONU,
que quiero extrapolar y pedírsela prestada:
Miguel ¿Cómo te atrevés?

18 diciembre 2025
Viedma