"Tejogate" en Sierra Grande: La Justicia marca la cancha

Un conflicto vecinal por el uso de las canchas de tejo en Sierra Grande terminó en una resolución judicial que busca ordenar la convivencia y evitar que la tensión pase del terreno de juego al terreno legal.

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El Juzgado de Paz de Sierra Grande emitió una resolución preventiva para descomprimir un enfrentamiento que –literalmente– se venía jugando en la cancha. El conflicto lo inició un vecino con más de una década compitiendo en tejo a nivel nacional, quien denunció hostigamiento, restricciones de acceso a las canchas públicas y hasta dificultades para usar los baños del predio. Todo, aseguró, en medio de un clima ya caldeado por publicaciones cruzadas en redes sociales.

El predio en cuestión cuenta con siete canchas de uso comunitario. Sin embargo, según el denunciante, otro vecino habría intentado en varias ocasiones dejarlo “fuera de juego”. En la audiencia de conciliación, el denunciado negó rotundamente ser el árbitro autodesignado del lugar y atribuyó el conflicto a un ida y vuelta virtual por comentarios sobre la Comisión del Tejo.

Sin testigos ni pruebas documentales –como suele ocurrir cuando la cosa se empieza a enredar en el pasillo del Facebook– la jueza de Paz recordó que la Ley 5592 obliga al Estado a actuar preventivamente ante denuncias de hostigamiento o conductas que puedan limitar derechos en espacios públicos. Y las canchas de tejo, remarcó, son tan públicas como cualquier plaza o vereda: nadie puede monopolizar el terreno ni “marcar la cancha” para otros.

El fallo señala que, aun cuando no esté todo completamente probado, cualquier situación que pueda derivar en exclusión justifica medidas que eviten que el conflicto se repita o escale. El objetivo: que el tejo siga siendo recreativo y no una disciplina de combate cuerpo a cuerpo.

La orden principal fue clara: el denunciado deberá abstenerse de impedir, limitar, obstaculizar o descalificar el acceso del otro vecino al predio, ya sea en persona, con gestos, palabras, publicaciones digitales o a través de terceros. No se permiten faltas, empujones metafóricos ni “comentarios picantes” que puedan interpretarse como intimidación.

La jueza también instruyó a la administración del predio a garantizar el uso igualitario de las instalaciones. Y, para mantener la paz en la comunidad tequilera, exhortó al denunciante a evitar confrontaciones y a canalizar cualquier disconformidad por vías institucionales, no por redes sociales.

Finalmente, ambas partes deberán evitar contactos innecesarios y limitar su interacción al mínimo indispensable si coinciden en las canchas. El mensaje judicial quedó claro: a jugar, sí; pero sin discutir la cancha, sin arrebatos y con el fair play que el tejo –y la convivencia barrial– requieren.

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