A pesar de los aumentos, las carnicerías locales priorizan calidad sobre precio

“La gente sigue comprando, pero busca carne de mejor calidad”, aseguró Lola Petersen, de La Capital

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Mientras los precios de la carne vuelven a mostrar incrementos en la Comarca, las carnicerías locales buscan mantener la estabilidad y cuidar la calidad de los productos. En un contexto de subas moderadas y de recomposición tras el fin de la barrera sanitaria, los comercios observan un cambio en los hábitos de consumo, con clientes que reducen el volumen de compra pero eligen cortes de mejor calidad.

Durante un relevamiento realizado en distintas carnicerías de Viedma, se registraron aumentos de entre el 10 y el 19 por ciento según el tipo de corte. El asado, que en junio costaba alrededor de $16.000, se ubica hoy entre $16.500 y $18.500, según el punto de venta y el sistema de faena. En tanto, la carne picada especial ronda los $13.500, la entraña y el matambre se mantienen cerca de los $17.500, y el lomo llega a $18.500 el kilo.

Desde el rubro reconocen que el consumidor ajusta la compra según su bolsillo, pero sin resignar calidad. “Los jubilados o las familias eligen llevar menos cantidad, pero buscan carne blanda, sin tanta grasa, o directamente optan por pollo o cerdo”, explicaron comerciantes consultados.

Lola Petersen, propietaria de Carnicería La Capital, sostuvo que “recién ahora empezó a subir la carne, después de la eliminación de la barrera sanitaria”. Sin embargo, destacó que el incremento fue menor al esperado: “Antes el asado estaba a $17.000 y ahora a $18.500. Tratamos de mantener los precios parejos entre los cortes, sin grandes diferencias”.

Petersen explicó que su local “siempre trabajó con carne regional”, sin recurrir a productos envasados al vacío ni con huesos planos. “Nos han ofrecido, pero preferimos seguir con carne de la zona. Somos distribuidora mayorista y minorista, y eso nos permite mantener la calidad y el abastecimiento”, afirmó.

Consultada sobre la posibilidad de nuevos aumentos hacia fin de año, anticipó que “seguramente haya algún ajuste, como pasa todos los años”, aunque aclaró que “la idea es sostener la relación con los clientes y no trasladar todos los costos”.

Además, reconoció que otros factores, como el incremento de los servicios públicos y del transporte, incidieron más que el valor de la carne en pie. “Tratamos de adaptarnos. Por suerte, la gente sigue comprando. Algunos se quejan, pero saben que acá la carne es buena”, aseguró.

Petersen, que además posee otra sucursal, destacó la importancia de la cercanía con los consumidores. “Hay mucha carne y de todas las calidades. Nosotros apostamos a la calidad y al trato directo. Invitamos a la gente a venir y probar”, concluyó.

Así, mientras el mercado cárnico se reacomoda tras los cambios en la barrera fitosanitaria y el impacto de los costos, las carnicerías locales enfrentan el desafío de mantener precios razonables sin resignar calidad, en un fin de año que, como siempre, promete ser exigente para el consumo.

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