Quieren regular los carros gastronómicos

A pesar del boom no hay una ordenanza que reglamente la actividad.

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Ante los reclamos de la Asociación de Hoteleros y Gastrónomicos que ven en los carritos gastrónomicos una competencia desleal frente a los comercios tradicionales, el Concejo Deliberante comenzó a trabajar en un proyecto de ordenanza que regule la actividad.

Hace pocos días desde la Asociación de Hoteleros y Gastrónomicos se reclamó formalmente al Concejo que se reglamente la actividad para que se ponga punto final a lo que ellos consideran una competencia desleal.

Los propietarios de locales tradicionales aseguran que no pueden competir con la varia oferta de los carritos de comida y aseguran que a diferencia de lo que ocurre en los comercios tradicionales, los carros no están sometidos a inspecciones de salubridad y facturación, como tampoco al pago de tasas e impuestos. 

El concejal Diego Santos del bloque del FPV se hizo eco del reclamo y desde hace tiempo avanza en un proyecto de ordenanza que le de un marco normativo claro y actualizado a la actividad, aunque remarca la necesidad de que tanto representantes de los locales tradicionales como de los carros gastronómicos participen del proceso haciendo sus aportes.

Santos detalló que actualmente no existe una ordenanza que regule su funcionamiento y se aplica una ordenanza del año 95, enmendada en 1998, originalmente prevista sólo para venta de hamburguesas y panchos, cuando en la práctica los carros ofrecen una amplia variedad de menúes que van desde lo más básico hasta platos gourmet. 

"La norma abordaría las cuestiones sanitarias, las inherentes a la Ley de Tránsito que se aplica a los carros y la creación de una grilla en la ciudad para la instalación de este tipo de emprendimientos", detalló Santos.

Lo cierto es que actualmente los carritos gastronómicos registran una altísima demanda de la población y se han transformado en un atractivo para quienes quieren comer afuera con un presupuesto más acotado de lo que significa sentarse en un restaurante o una confitería.

El debate está servido, habrá que ver si los locales tradicionales y las nuevas tendencias pueden encontrar una receta que satisfaga a todos. 

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