Se desarrolló debate sobre "La historia la deuda externa y los fondos buitre"

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Ante numeroso público cada participante, desde su disciplina y su experiencia, aportó información sobre la evolución de la deuda externa argentina y latinoamericana que ha sido y es un condicionante a la soberanía y, especialmente a la calidad de vida de nuestro pueblo.

Hubo coincidencia en que la situación actual tiene múltiples causas: por un lado la crisis del capitalismo global que los países dominantes siempre hacen recaer sobre los pueblos del sur y por otro lado el accionar corrupto y anti argentino de los gobiernos dictatoriales que, entre otras atrocidades cometidas contra el pueblo, generaron deudas ilegítimas, que en muchos casos ni siquiera implicó el ingreso de divisas al país y, en otros, transformaron deudas de empresa privadas en deuda pública.

También coincidieron en que en democracia las mayorías parlamentarias han ignorado el fallo del juez Ballesteros, a partir del minucioso trabajo de Alejandro Olmos, que ordenaba crear una comisión investigadora de la deuda por haber indicios muy claros de que gran parte de la misma es ilegítima, inmoral e impagable.

Así las cosas llegamos a la actual situación en la cual la propia democracia fue avalando el proceso de entrega de nuestro patrimonio y hoy le pagamos cifras enormes a diversos acreedores producto de una serie de políticas contrarias a nuestros intereses nacionales. Al Club de París, que son deudas con países, por deudas que en muchos casos no tienen respaldo alguno. Al tribunal del CIADI que es un mecanismo del sistema para darle seguridad a las empresas multinacionales beneficiarias de las privatizaciones ante cualquier actitud soberana de muestra Nación, como por ejemplo retomar el control de YPF o de otras empresas entregadas a precio vil en la década de los 90. Y el tema que hoy está en todos los titulares periodísticos, a los tenedores de bonos de deuda emitidos en diversas etapas de la democracia que, mega canje y canjes posteriores de por medio, fueron generando intereses sobre intereses (lo que está prohibido) y hace el cuento de nunca acabar con los bonistas que aceptaron los canjes y con los que no lo aceptaron.

Es imprescindible iniciar un camino de desentrañar esta maraña, buscar aliados en Latinoamérica, no para el discurso sino para políticas permanentes, y generar las condiciones para ejercer la soberanía nacional en defensa de nuestros jubilados a los que se les saca jubilación para pagar deuda, de nuestros trabajadores que pierden trabajo y salario por la crisis que esta situación genera, de nuestra juventud a la que se le quita futuro y de nuestros bienes comunes (agua, suelo, hidrocarburos) que son hoy el objetivo que persiguen apropiarse las empresas y países dominantes para cobrarse esta supuesta “deuda externa”. Para ello es necesario un gobierno honesto, transparente, defensor de los intereses del pueblo y que respete la pluralidad representada en el parlamento nacional y en las diversas organizaciones de la sociedad.
 

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