Hasta siempre, Juan Carlos

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Es inevitable sonreír al recordarlo. Se nos vienen a la mente miles de anécdotas vinculadas con interminables transmisiones deportivas desde exteriores.

Era tan pasional con su trabajo, como despistado con sus elementos de trabajo. Y el propio reconocimiento de esa faceta lo hacía muy querible, especialmente por los colegas más jóvenes, que lo respetaban aún más ante estas actitudes.

Trabajar a su lado era aprender ‘en vivo’ la forma de realizar transmisiones deportivas desde exteriores, con todas las dificultades técnicas de otros momentos, donde los periodistas también debían saber algo de ‘cables, fichas y antenas’.

El fútbol local, su gran pasión, lo llevó a escribir sobre ello y a contar con orgullo que en su Comarca cada fin de semana miles de personas (de ambos sexos y de todas las edades) lo practicaban.

La dupla que durante muchos años hicieron con Norberto Pereyra no será olvidada fácilmente. Y fuimos muchos los que aprendimos con ambos. Nos enseñaron esas cuestiones que únicamente se adquieren con las experiencias.

Pero también aprendimos con Juan Carlos que se puede trabajar y competir siendo ‘buena gente’ y respetando a los demás colegas.

Gracias por eso.

Sólo resta enviar un gran abrazo a toda su familia, en especial a su hijo Carlitos, otro gran emprendedor que siguió sus pasos y con quien también hemos compartido momentos inolvidables.

Hasta siempre, Juan Carlos.

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