La subsecretaria de Planificación Urbana y Obras Públicas de la Municipalidad de Viedma, Mónica Herrero, explicó los alcances del plan de relevamiento y notificación a frentistas para garantizar la transitabilidad de las veredas, especialmente en el área céntrica de la ciudad. Según el diagnóstico realizado, alrededor del 60% de las veredas relevadas en la primera etapa presentan un estado de deterioro que dificulta el paso seguro de peatones.

“Lo que vimos en junio fue que muchas personas caminaban por la calle porque las veredas estaban en mal estado. Hicimos un relevamiento y detectamos cuadras en las que directamente no se podía transitar. Ahí decidimos avanzar con un plan, que requiere de varias etapas, para notificar a los frentistas y pedir que cumplan con la responsabilidad de reparar sus veredas”, señaló la funcionaria en diálogo con este medio.

Herrero remarcó que “el objetivo del municipio no es recaudatorio ni confiscatorio”, sino lograr que la ciudad sea más accesible. “Queremos hacer conciencia: la vereda es responsabilidad del vecino. Si un prestador de servicios la rompe, el frentista puede reclamarle al ente correspondiente, pero la obligación de mantenerla transitable es del propietario”, aclaró.

La subsecretaria recordó que existe una ordenanza vigente desde fines de los años 80 que establece la obligatoriedad de construir y mantener las veredas en condiciones. En esta primera etapa, el municipio notificó a vecinos de la zona comprendida entre la costanera, Roca, Lempiras y calle Laprida. “Se les da un plazo de 90 días para concretar la reparación. No hay exigencias de un tipo específico de material, lo central es que sean transitables”, detalló.

La funcionaria indicó que algunos frentistas ya iniciaron los arreglos antes incluso de recibir la notificación. “Para mi sorpresa, vimos vecinos que empezaron a arreglar la vereda contagiados por una obra nueva. Eso es lo que buscamos, que se genere un efecto multiplicador”, sostuvo.

Además, Herrero destacó la importancia del plan en relación con la accesibilidad. “Pensamos en las mamás con cochecitos, en las personas con discapacidad, en adultos mayores. Hoy hay veredas en las que directamente hay que caminar por la calle. Una ciudad transitable es una ciudad amigable con sus propios ciudadanos, y esa es una responsabilidad que debemos asumir entre todos”, enfatizó.

Respecto al cumplimiento futuro, adelantó que “si al cumplirse el plazo no se concretan las obras, se aplicarán las sanciones que establece la ordenanza”. No obstante, señaló que la expectativa del Ejecutivo es que predomine el compromiso voluntario de los vecinos.

Por último, consultada sobre los canastos de residuos domiciliarios, aclaró que “la obligación existe y está regulada por ordenanza, pero el control de su cumplimiento corresponde a la Secretaría de Ambiente, no a esta subsecretaría. Nuestro ámbito de control es la obra nueva, que incluye vereda, arbolado y canasto al momento de otorgar el final de obra”.