Desde hace dos días
que se mantiene una ocupación en un predio deportivo barrial de Viedma por
parte de 23 familias. De esta manera, se visibiliza, una vez más, la falta de
políticas habitacionales en todos los niveles del Estado. Tal visibilización se
hace sorpresiva, cruda, peleada y sufrida. Las familias han pasado estos días
en el predio del club del barrio Guido, una institución joven que apuesta a los
valores de la disciplina deportiva y a la solidaridad y que ante esta situación
también ve cómo un sueño que pusieron en marcha se ve frustrado. Dos tópicos,
dos posiciones.
Sonia es una de las
integrantes de las familias que mantiene la ocupación del predio, en diálogo
con LA PALABRA explicó los motivos que llevaron a tomar esta drástica
determinación.
LA PALABRA: ¿Qué los
motivó a ocupar este predio?
SONIA: Las constantes
faltas de respuesta de parte del Estado en cuestión de viviendas. La mayoría de
las familias que estamos acá nos encontramos anotados en los registros
municipales para tierras y también estamos anotados en el IPPV para viviendas,
somos familias trabajadoras. En mi caso estoy anotada hace años junto a mi
marido, tenemos dos hijas, somos laburantes y alquilamos un departamento en el
barrio Guido, que no podemos pagar hace cuatro meses y la señora que es dueña
del departamento nos está bancando.
Entonces nos dijeron
que iban a ocupar la cancha y no nos quedó otra opción que venir. Es lamentable
y hasta indigno tener que hacer esto para lograr conseguir nuestros derechos, porque en Viedma el problema habitacional nos involucra a todos, incluso a
policías, maestros, empleados en general; es un problema que viene de hace
mucho tiempo. Yo alquilo desde hace diez años y mi interés no es robarle la
cancha al Guido, sé que el Guido tendrá su cancha, la que se merece. También
sabemos que estas tierras iban a ser ocupadas por sinvergüenzas que después las
iban a vender; entonces decidí venir y soportar, porque vivir en una toma no es
algo lindo: tenés que venir y luchar, no sabés si te van a meter un tiro, si va
a venir el municipio y te va a sacar con una topadora. Tenés que venir y salvar
tu dignidad como trabajador.
Anoche pasamos la
noche acá, mis hijas se quedaron con mi mamá y yo pasé la noche muerta de frío
junto a un fuego y me pregunto: ¿Por qué tenemos que pasar por esto? ¿Por qué
tiene que ser todo así, si toda la vida trabajé, estudié, soy universitaria. Me indigna y duele mucho esto, y estoy cansada de esperar que el municipio haga algo.
Era esto o quedarme en la calle.
LP: ¿Qué edad tienen
ustedes y su grupo familiar?
S: Yo tengo 26 años,
mi marido tiene 27 y tenemos dos hijas: una de dos años y otra de seis meses.
LP: Y también estás
estudiando en la universidad…
S: Sí, estoy
estudiando Ciencias Políticas, estoy trabajando junto a una organización social
y también tengo otro trabajo, porque no alcanza, que es de operadora de taxis
cubriendo francos. No soy una delincuente y me indigna tener que pasar por
esto, pero de acá no me voy a ir. Mi marido trabaja y está en blanco, pero
entre los sueldos que tenemos no logramos llegar a fin de mes; entonces hoy en
día comés o pagás el alquiler.
LP: ¿Van a permanecer
aquí, van a armar sus casillas?
S: Queremos hacer las
cosas lo mejor posible porque si quizá armamos una casilla la policía nos va a
tener que reprimir y no es la idea; no queremos joder a la policía ni generar
ninguna rivalidad. No nos interesa la violencia.

23 diciembre 2025
Viedma