En Viedma el uso de
pirotecnia de estruendo está prohibido por ordenanza desde hace algunos años,
pero hasta ahora solo ha sido una declamación, una expresión de deseo porque
los ruidos de la pirotecnia no han cesado ni siquiera con la crisis económica.
La afectación de la
pirotecnia en las personas con algunas discapacidades llega a situaciones
desesperantes. Las personas con autismo, por ejemplo, padecen la Navidad y el
Año Nuevo en vez de vivirlo con la alegría de la familia.
Si bien al momento de
prohibir la pirotecnia se tuvo en cuenta el sufrimiento de muchas personas,
haciendo hincapié en las que viven con autismo, nunca la comunidad ha tomado,
en mayoría, una conciencia que le permita pensar en que sus vecinos pueden
sufrir los estruendos.
Una de las
principales características de las personas con autismo, especialmente los
niños, es que padecen un desorden del procesamiento sensorial, tienen los
sentidos exacerbados, y especialmente el oído, percibiendo los ruidos de manera
aumentada.
Los estruendos
provocados por los fuegos artificiales y los petardos les genera un alto nivel
de ansiedad y estrés, incluso pueden causarles crisis, episodios en los que se
ponen muy tensos, lloran, gritan, se tapan los oídos desesperadamente y en
algunos casos pueden llegar a autolesionarse o presentar convulsiones.
En muchos casos,
perciben los estruendos como una verdadera catástrofe, se estresan y sufren.
Algunos se tapan los oídos de manera desesperada, pero sin poder controlar las
crisis que les provocan los ruidos, pueden llegar a autolesionarse.
Muchas familias con
niños con autismo buscan estrategias para protegerlos, preparándolos con
antelación durante días, o buscan sitios alejados para pasar las fiestas y así
evitar exponerlos a los ruidos, pero no siempre es posible.
Por eso, por respeto
a los niños con autismo y a todos los que lo pasan mal con la pirotecnia, pensemos
en ellos antes de usarla. Para que así todos tengamos unas felices fiestas.

19 diciembre 2025
Viedma