Un equipo de trabajo del organismo de control recorrió la región donde el agua de consumo que surge de las vertientes es considerada “dura” por contener porcentajes de flúor y arsénico. En toda la zona, además, la cloración del agua se realiza manualmente por lo que las proporciones del cloro que se agrega se definen de manera estimativa. Según el testimonio de pobladores, en algunas oportunidades el agua sale con mucho gusto a cloro y en otras, con “otros sabores”. 

“Queremos consultar con la empresa provincial de agua qué inversiones tiene previstas para mejorar la calidad del agua de estos lugares. Además, teniendo en cuenta la importancia de su consumo para la vida humana, creemos que es fundamental que los lugares estén bien mantenidos y en condiciones adecuadas. Lo que observaron los agentes de la Defensoría en Clemente Onelli y en Prahuaniyeu es inaceptable porque a pocos metros de las tomas de agua se pueden observar osamentas de animales y basura”, planteó Nadina Díaz.

En Sierra Colorada, por ejemplo, los pobladores buscan el agua en bidones, directamente en la planta potabilizadora. 

En el caso de Clemente Onelli el pozo del que se extrae el agua está rodeado de casas y la población no cuenta con cloacas por lo que es presumible que existan escurrimientos hacia las napas. Por otra parte, el tanque clorador está semi enterrado en medio del barro y cubierto en un 75 % de su volumen con agua barrosa; y a 30 metros de la cisterna y el tanque de reserva comenzó a instalarse un basural. Según comentarios recabados en el lugar, la empresa vial que trabaja temporalmente en la zona provee a sus empleados de agua envasada.