“Empate, receso y a buscar refuerzos”

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     A cancha repleta, con público visitante y todo si tenemos que ser honestos, porque la gran mayoría de las 4000 almas que se ubicaron en calle Chile cantaron por el millonario durante toda la noche, y en general como una fiesta, así se vivió el partido en Bahía.

     En el inicio del primer tiempo el visitante arrancó mejor, tuvo la pelota y hasta probó a Champagne con algún tiro de media distancia, aunque sin generar justificación de quiebre en el marcador. Olimpo lo fue emparejando rápidamente y con las discretísimas herramientas futbolísticas que tiene en su ofensiva, así tuvo la más clara de la primera mitad con un remate de Jony Blanco a los 33´  desde el borde del área mayor, que el destino prefirió ver estrellado en el palo derecho de Barovero. El local suplió con garra la ausencia de juego crónica que lo viene asechando hace meses.

     En el complemento Olimpo fue más, no deliberadamente, pero si había un ganador teníamos que ser nosotros sin dudas. Los ataques de River, fueron abortados por una defensa implacable donde los centrales se lucieron y evitaron el protagonismo que se esperaba de Cavenaghi y compañía. Moiraghi, quizá en su despedida del Carminatti, volvió a hacer un partido sin errores y Champagne estuvo siempre parado en el metro cuadrado que la jugada pedía. Blanco y Cobo reconfirmaron su buen momento en el mediocampo y tanto Acosta como Amoroso generaron arriba con desbordes constantes y una velocidad particular, más preocupaciones de las que Gallardo seguramente esperaba. Olimpo estudió el libreto y lo plasmó sin improvisar.

     El plan era compensar con orden, garra y atención, la falta de juego asociado que se venía padeciendo. Y ganando confianza colectiva llegaron las jugadas que se debían capitalizar. A los 14´del complemento tras un buscapié de Encina (que jugó su mejor partido desde que vive en Bahía), Jacobo Mansilla volvió a convertir después de 53 partidos oficiales en el futbol argentino, y Olimpo gritó en el Carminatti, para el delirio de su gente que no entonaba el grito sagrado desde la cuarta fecha, cuando le convirtió a Central en casa (hace tres meses). Sí Olimpo le ganaba a River 1 a 0 y lo merecía; jugaba mejor, y hasta podría haber ampliado la ventaja si Cobo a los 24´ no hubiera estrellado su remate desde afuera del área mayor contra el poste izquierdo que custodiaba el arquero visitante. El aurinegro se imponía en el marcador, había sacudido dos veces los postes rivales, y el visitante estaba borrado. Todo se teñía de amarillo y negro en la helada noche Bahiense hasta los 43 minutos del complemento, cuando Gonzalo “el pity” Martínez tras un córner de Pisculichi rechazado por la defensa, encontró una pelota perdida y la empalmó de zurda para arruinar la fiesta.

     Así llegó al empate River, sin que Olimpo lo pase por arriba, pero sin merecerlo. Faltando 2 minutos para el final.

     Y que nadie nos mienta por la vorágine con que se vive el futbol hoy por hoy en la Argentina, River festejó el empate, y si nos apuran hasta podemos decir que si Delfino no adicionaba nada se iban a Núñez silbando bajito.

     Ahora el receso. Para los jugadores una semana de merecido descanso. Pero la dirigencia tendrá que trabajar contra reloj para conseguir que el cupo de  refuerzos que el Aurinegro tiene disponible lo ocupen dos muchachos que la metan no tan espaciadamente como los que trajeron en Enero.

     El promedio se desinfló bastante pero confiamos en que nada preocupará este año, salvo una catástrofe futbolística que no sucederá. Pero la sequía de goles es el tema a solucionar. Es la enfermedad crónica que Dagna y compañía tendrán que solucionar sí o sí para que en 2016 no estemos todos con la calculadora en la mano.

     En síntesis, cerramos la columna anterior diciendo que había que sumar con River y buscar dos delanteros con gol, lo primero ya está hecho, lo segundo marcará el futuro inmediato y es sobre lo que tendremos la lupa puesta durante el próximo mes.

     Futbolísticamente hablando, y para cerrar con un comentario más vinculado al césped que a los papeles, creemos que hay que diferenciar, el “¿Qué pasó?” del “¿Cómo pasó?”: qué pasó, fue empate 1 a 1 y eso lo festeja River, aunque le cueste aceptarlo a algunos; el cómo se dio, la manera en que Olimpo neutralizó el poderío de River, más allá de la amargura del final, eso, lo festeja Olimpo.

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