La Meseta de Somuncurá, una experiencia de contacto

Comentar

Despreciando el tendido del Tren Patagónico, se accede por ruta 23 luego de recorrer aproximados 300 kilómetros desde Viedma o San Carlos de Bariloche. Una vez completa la inmersión, el corazón de dos provincias sureñas se funden en una planicie a más de 1500 metros sobre el nivel del mar.

Mientras, la radio circula mensajes para familiares y vecinos no alcanzados por la señal satelital; desde servicios a recados personales con encargues y saludos de cumpleaños conquistan los oídos atentos que esperan algo para sí en kilómetros a la redonda. Sus habitantes no llegan a 4000. Los hombres cuidan sus rebaños y sus esposas dedican mucho de su tiempo a dominar la lana con que conseguir abrigo y producir para la venta, sabiendo integrarse al paisaje para valerse de los productos del medio sin dañarlo.

La cooperativa Meseta Infinita es una agrupación impulsada por productores rurales pugnando por la difusión de los atractivos naturales y culturales de la meseta de Somuncurá. A través del diseño de circuitos turísticos, encontraron en ello una actividad económica coincidente con su objetivo primordial, la preservación del ambiente. La estepa patagónica se esconde con plena crudeza en arbustos achaparrados y fauna de pequeño porte que se pierde entre los innumerables recursos con bagaje histórico, arqueológico, sociológico y con potencial turístico dada la trascendencia de su bosque petrificado, cuevas y taperas, enterratorios tehuelches y restos fósiles de fauna marina. Cicloturismo y trekking por senderos cercanos a afloramientos de fósiles marinos, visita a cuevas con pinturas rupestres -signo de presencia indígena-, muestra de artefactos con valor arqueológico, avistaje de fauna silvestre y cabalgatas se cuentan entre las prácticas factibles de aprovechar en un medio tan vistoso como la Meseta de Somuncurá, recreado además con el tinte agreste que aporta esta modalidad de turismo rural cuando el alojamiento se contempla en cascos de estancia, con el exquisito guiado de pobladores locales y gastronomía típica (cocinada en precarias e itinerantes tiendas montadas para que el clima de ocasión no imprima condiciones) que acaba por delinear una inmersión a la Patagonia más cautivante.

El circuito de la esquila, el de manejo de ganado ovino y el buceo en las técnicas de artesanías en lana para el hilado y teñido natural, son fruto de esfuerzos locales mancomunados por entregar sus saberes a condición de una intervención no forzosa en el ambiente. Los programas al visitante invitan a descubrir los hábitos, actividades productivas e historia de aquella porción de argentina, mediante el encuentro cercano en el ámbito rural.

Somuncurá representa en lengua mapuche “piedra que habla”, rememorando el sonido del viento entre las rocas que supieron interpretar los originarios. Visitarlo en calidad de turistas (rurales o de naturaleza) en compañía de sus pobladores significa vivenciar la tierra que otros celaron para festejar a voces el logro de su protección legal.

gazoiuale.hebe@gmail.com

También te puede interesar...