Hábilmente las empresas encontraron ventajas en su costo de adquisición, facilidad de traslado y practicidad para ubicarlos en superficies acotadas, hasta soportando el apilamiento. Camarines, centros culturales, salas comedor o dormitorio son las aplicaciones que competen a la actividad turística, además de oficiar de centrales donde despachar información y asesoramiento al visitante.

Sobre esto último, la nueva modalidad de puestos de turismo “container” debate su eficacia, aunque el causal sea más atribuible a las fallas de gestión que a la funcionalidad de la estructura. Los espacios donde se facilita la información turística se espera consten de equipamiento para un intercambio fructífero. Debe tenerse en consideración que el alimento de folletería o merchandising mientras se está lejos de las fuentes de stock admite la posibilidad de incurrir en faltantes. De todos modos gracias al alcance de la comunicación móvil, la telefonía y el acceso a internet se prestan como una herramienta de acción.

Con seguridad el beneficio a poner de relevo es la factibilidad de disponerse en distintos puntos geográficos con simples maniobras, cubriendo alternadamente vastas superficies y haciendo expansible su alcance acorde a las necesidades de promoción.

En materia de arquitectura la vida útil de estas piezas de carga se ve aumentada tras la adjudicación de las funciones descriptas. De su posterior uso dependerá la exacerbación de las cualidades industriales o más bien la inclusión de materiales adicionales para recrear su estilo. Sumarle divisiones interiores o contenedores lleva a concebir múltiples espacios concordantes.

La reconversión de estas estructuras en complejos para la atención al público se ha popularizado hasta lograr versiones como bodegas, casillas de seguridad y hasta agrupado para dar asiento al primer centro comercial del país. El Quo Container Center tendrá 34 locales comerciales, oficinas, bares y restaurantes acondicionados en 57 containers marítimos descartados. Localizado en Ingeniero Maschwitz, partido bonaerense de Escobar, replica la vanguardista “Container City” londinense, reborde portuario que vio nacer un barrio edificios de oficinas de contenedores reciclados en 2001. Ámsterdam, Sao Paulo, Melbourne y ciudad de México ya han incursionado en modalidades de éste tipo para uso público. Shoppings, residencias estudiantiles y parques de juegos infantiles se cuentan entre los proyectos que prosperaron dentro de estructuras-contenedor. En Chile se venera su generosidad antisísmica mientras en Malasia tramitan reservas para el Container Hotel de Kuala Lumpur, que se hermana con el Container Desing Loft (CDL) de José Ignacio, Uruguay, un complejo montado con 4 containers de diseño moderno.

Haciendo primar su autonomía, aporta soluciones como el ahorro de tiempo y materiales, más la reducción del impacto ambiental devenido de la no combinación de bloques tradicionales. La resignificación de estos cubículos llega como paliativo a la acumulación de residuos en áreas turísticas como sitios de atraque de cruceros o puertos de producción, sin dejar cesante la incursión en el diseño, la estética y el confort.

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