Sobre lo expuesto hasta aquí, de acuerdo a cifras difundidas recientemente por el Ministerio de Turismo de la Nación, el gasto promedio diario vinculados a alojamiento, comidas y recreación duplica el de la temporada anterior para algunas localidades argentinas.

En lo que a la moneda atañe, no siempre operan los cálculos especulativos acerca de la conveniencia del cambio sobre el país destino. Sobre los turistas argentinos en Punta del Este, los comerciantes reconocen un valor aún más depreciado del peso argentino, pese a cual el Banco República de Uruguay aseguró que “nunca como este año los argentinos se desprendieron de tantos pesos, ya que antes la modalidad era cambiar dólares”.

Para el consumo exterior, los gravámenes porcentuales impresos sobre la compra de boletos adquiridos con tarjeta de crédito crearon seguimiento sobre los destinos de las divisas norteamericanas desembolsadas. Sirvió a cuenta de diagnosticar en qué gastan los argentinos cuando viajan al exterior, aunque en la mayoría de los casos los pasajeros hicieron caso omiso a las nuevas restricciones concretando su decisión de compra.

Las opciones de alojamiento también son favorables de evaluar con criterio económico; así, los apart hoteles se prestan a celebrar comidas por el precio convenido, haciendo uso del delivery  sin depender de la gastronomía formal de restaurante. El desandar los costos esperados deja ver un trazado esquivo a los consumos menos contundentes. Pero las opciones módicas suelen ser igual de asequibles; tal vez para los pacientes suene menos estresante, pero lo hecho es que el turismo y la economía no son antagónicos. Hoy la difusión de internet vuelve inmediata la consulta de destinos y servicios, con lo cual es toda una cuestión de actitud.

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