Los Jóvenes también pueden estresarse

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Las causas principales suelen ser la necesidad de ser aceptados y los desafíos que les plantea el mundo educativo, en especial cuando llega el tiempo de exámenes. Debe tenerse en cuenta además que la misma transición de la infancia a la edad adulta es por sí estresante, ya que está caracterizada por constantes cambios físicos y psicológicos que generan mucha inestabilidad.
Los signos más habituales del estrés juvenil son la sequedad de boca, dolores de cabeza o de estómago, sudoración, temblor de manos, sensación de presión en el pecho, aumento de las conductas agresivas, abuso de sustancias tóxicas como el alcohol y las drogas y baja inmunidad a las enfermedades.
El hecho de no atenderlo adecuadamente puede causar problemas mayores, incluso la depresión, un trastorno que en estas edades no es fácil de diagnosticar, debido a que sus síntomas difieren de los que muestran los mayores y porque en esa etapa de la vida resultan muy frecuentes los cambios de ánimo, por lo cual los síntomas depresivos son tomados como circunstancias normales de la edad. La sociedad exige al adolescente una vocación, la elección de una carrera, lo que le obliga a preguntarse  ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Qué puedo? ¿Qué esperan de mí?
El adolescente necesita lograr la integración de la sexualidad con la ternura, evitando la maternidad o paternidad. Tiene que ubicarse en un espacio social en el que la autoestima no entre en crisis y debe buscar un lugar de aprendizaje que le permita mañana poder trabajar. Y al mismo tiempo sostener la angustia y los miedos ante lo desconocido, porque abandonar la niñez implica un duelo por la pérdida.  Por tales razones se aconseja a los padres mantenerse alerta.
Si el adolescente presentara agotamiento, escaso apetito, hiperactividad, problemas de sueño, falta de concentración o desinterés por las actividades sociales durante un período prolongado, probablemente esté viviendo una situación que amerita la debida consulta a un profesional. Sólo aceptando el soporte de la familia, de la escuela y de la comunidad, el adolescente estará en condiciones de encarar esos desafíos con creatividad y fijarse metas intelectuales, afectivas y laborales.

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